Allison y la Magia de la Imaginación
Una vez, en un pueblito encantado, vivía una niña llamada Allison. Era curiosa y siempre soñaba en grande. Cada día después de la escuela, se sentaba bajo su árbol favorito, un gran roble viejo, y comenzaba a contar historias en voz alta.
"Hoy les contaré sobre un dragón que vive en un castillo de caramelos" - decía Allison a los pájaros y a las mariposas que la escuchaban atentamente.
Un día, mientras narraba su nueva aventura, notó algo brillante en el suelo, cerca de sus pies. Era una pluma dorada que parecía brillar con luz propia.
"¡Wow! ¿De dónde habrás venido?" - exclamó Allison, levantando la pluma con cuidado.
Al tocarla, la pluma comenzó a emitir un suave resplandor. En un instante, una nube de colores giró a su alrededor, y de ella salió un pequeño duende llamado Suki.
"¡Hola, Allison!" - dijo Suki, con una voz alegre. "Soy el guardián de la imaginación y he venido a invitarte a un mundo mágico donde tus historias cobran vida".
Los ojos de Allison brillaron más que la pluma dorada.
"¿Puedo llevar a mis amigos?" - preguntó emocionada.
"Claro, pero solo si creen en la magia de la imaginación" - respondió Suki.
Así fue como Allison corrió a buscar a sus amigos. Una vez reunidos, Suki les explicó sobre su mundo.
"Cada uno de ustedes puede elegir un personaje de una historia. Se volcarán en esa historia y aprenderán algo importante" - les dijo, mientras sus ojos centelleaban.
Emocionados, los amigos de Allison comenzaron a elegir. Carla se convirtió en una valiente guerrera, Tomás en un sabio anciano, y Juan en un ingenioso inventor.
"Yo seré la princesa que rescata a su reino" - dijo Allison, con una gran sonrisa.
Y así, Suki agitó su varita, y en un instante se encontraron en un bosque mágico. Todo lo que Allison había imaginado estaba allí, desde el dragón de caramelos hasta el castillo brillante.
"Ahora, tenemos que salvar el reino del dragón travieso", explicó Suki. "Él se comió todo el dulzor del bosque".
Pero cuando encontraron al dragón, se dieron cuenta de que no era un dragón malo, sino un dragón triste. Se había quedado sin amigos y no sabía cómo jugar con ellos.
"¿Por qué te has comido todo, querido dragón?" - preguntó Allison con dulzura.
El dragón suspiró. "No tengo a nadie con quien compartir mis juegos. Siempre me asustan".
Allison pensó por un momento. "¿Y si jugamos juntos? Podemos crear un mundo donde todos sean bienvenidos".
El dragón sonrió, "¡Me encantaría!". Con la ayuda de sus amigos, comenzaron a construir un parque de juegos mágico con dulces, arcillas suaves y mucha alegria.
Y así, el reino se llenó de risas y diversión. Todos aprendieron que a veces, los problemas se pueden resolver si se habla con el corazón y se comparte la alegría.
Cuando volvieron a casa, Allison se dio cuenta de que su imaginación no solo había creado un mundo mágico, sino que también había unido a un grupo de amigos con un dragón solitario.
"Esto fue increíble, Suki," - dijo Allison al duende.
"Gracias por mostrarme que la verdadera magia está en la bondad y en la amistad".
"Recuerda, mientras sigas soñando y compartiendo tus historias, nunca perderás la magia de la imaginación" - respondió Suki antes de desvanecerse en una nube de colores.
Desde aquel día, Allison nunca dejó de soñar y contar historias. Sus amigos siempre la acompañaban, y el dragón se convirtió en el guardián de sus aventuras, asegurándose de que siempre hubiera un lugar para la magia en sus corazones.
FIN.