¡Alma, la Moda en su Sonrisa!



Había una vez una niña llamada Alma, que era muy alegre y siempre tenía una sonrisa en su rostro. Pero había algo que le costaba mucho trabajo: vestirse y cambiarse la ropa cuando se lo decían sus papás.

Cada mañana, cuando llegaba el momento de ponerse su uniforme para ir al jardín de infantes, Alma se ponía gruñona y se negaba a hacerlo.

Le parecía aburrido y no entendía por qué tenía que cambiar su ropa bonita por un uniforme. "¡No quiero vestirme!", protestaba Alma con los brazos cruzados. Sus papás intentaban convencerla de lo importante que era estar limpia y presentable, pero Alma seguía enfadada.

A veces incluso se ponía a llorar porque no quería dejar atrás sus cómodos pijamas o sus coloridos vestidos. Un día, mientras jugaba en su habitación, Alma encontró un libro sobre moda y ropa divertida.

Se sentó en el suelo y comenzó a hojear las páginas llenas de ilustraciones coloridas. Vio vestidos con flores brillantes, pantalones con estampados divertidos e incluso sombreros extravagantes. Alma quedó fascinada por todas esas prendas creativas y pensó que sería maravilloso tener un armario lleno de cosas así.

De repente, cambió su perspectiva sobre el hecho de vestirse. "¡Papá! ¡Mamá! ¡Quiero elegir mi propia ropa hoy!", exclamó emocionada. Sus papás se sorprendieron al escucharla tan entusiasmada con la idea.

Sin embargo, decidieron darle una oportunidad y le dijeron que podía elegir su atuendo. Alma corrió hacia su armario y comenzó a sacar todas sus prendas.

Se probó diferentes combinaciones: un vestido de rayas con medias de lunares, una camiseta de superhéroes con pantalones cortos brillantes y hasta se puso calcetines de colores desparejados. Cuando Alma se miró en el espejo, no pudo contener la risa. Se veía tan divertida y original que no podía creerlo. "¡Miren cómo me he vestido!", gritó emocionada mientras corría hacia sus papás.

Sus papás la miraron sorprendidos y sonrieron al verla tan contenta consigo misma. Comprendieron que Alma necesitaba expresarse a través de su forma de vestir y decidieron apoyarla en esta nueva aventura.

A partir de ese día, Alma se convirtió en una pequeña fashionista. Cada mañana, con entusiasmo, elegía las prendas más coloridas y creativas para llevar al jardín de infantes.

Sus compañeros quedaban maravillados por sus originales outfits y todos querían saber cómo lograba combinar todo tan bien. Alma aprendió que vestirse puede ser algo divertido e interesante. Descubrió que cada prenda era como un lienzo en blanco donde podía plasmar su personalidad única.

También entendió que cambiar su ropa no significaba dejar atrás lo bonito, sino abrirse a nuevas posibilidades cada día. Y así fue como Alma dejó atrás los berrinches y las lágrimas por vestirse. Aprendió a disfrutar del proceso y a expresarse a través de su estilo personal.

Desde entonces, cada día era una nueva oportunidad para crear un look único y divertido. Y colorín colorado, esta historia de Alma ha terminado, pero la diversión de vestirse apenas ha comenzado.

FIN.

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