Alma y el Misterio del Charco Congelado
Alma se levantó temprano una mañana con el sol brillando y los pájaros cantando. Estaba emocionada por ir al jardín a regar las plantas y jugar con su perro. Pero cuando abrió la puerta, se detuvo sorprendida.
¡Un charco de agua estaba congelado justo afuera de su casa! Alma se acercó y tocó con cuidado el hielo. Estaba frío y duro.
Ella se preguntó cómo había sucedido.
'¿Cómo es posible que un charco se congele en el medio del verano?', murmuró para sí misma. Decidida a resolver el misterio, llamó a su amiguito Mateo para que la ayudara. Juntos, empezaron a investigar.
-'¡Mira, Alma, hay huellas de patas en el borde del charco!', exclamó Mateo. 'Debe ser de un animal'.
-'Tienes
razón, Mateo. Y mira, ¡allá hay unas plumas en el suelo!'
FIN.