Alma y el Primo del Corazón


Había una vez una niña llamada Alma, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y árboles frondosos. Un día, su prima Clara dio a luz a un hermoso bebé en un pueblo vecino.

Alma estaba emocionada por conocer al nuevo miembro de la familia y decidió emprender un viaje para visitar a su prima y al bebé. Alma se preparó con entusiasmo para el viaje.

Empacó algunas galletitas caseras que había hecho con su mamá, agua fresca en una botella reutilizable y su muñeca favorita, Luna. Se despidió de sus padres con un beso y un abrazo, prometiéndoles que sería cuidadosa durante el viaje.

El camino hacia el pueblo de Clara era largo y lleno de aventuras. Alma caminaba entre campos verdes salpicados de flores silvestres, cantando canciones alegres mientras el sol brillaba en lo alto del cielo azul. De repente, escuchó un ruido proveniente del bosque cercano.

Intrigada, Alma se acercó sigilosamente al bosque y descubrió a un pajarito atrapado entre las ramas de un árbol. Sin dudarlo, decidió ayudarlo. Con cuidado desenredó al pajarito y lo sostuvo suavemente en sus manos.

El pajarito la miró con gratitud antes de levantar vuelo hacia el cielo. Alma sonrió feliz por haber podido ayudar a una criatura indefensa y continuó su camino hacia el pueblo de Clara.

Finalmente llegó al hogar de su prima, donde fue recibida con alegría y abrazos cálidos. "¡Hola Alma! ¡Gracias por venir a conocer a nuestro bebé!", exclamó Clara emocionada. "¡Hola prima Clara! Estoy muy feliz de estar aquí", respondió Alma con una gran sonrisa.

Clara llevó a Alma hasta la habitación donde dormía el bebé en su cunita rosada. El bebé era pequeñito y tenía unos ojitos curiosos que miraban todo a su alrededor con asombro. "¿Quieres cargarlo?", preguntó Clara. "Sí, ¡por supuesto!", respondió Alma emocionada.

Con mucho cuidado, Clara colocó al bebé en brazos de Alma. El corazón de la niña latía fuerte mientras sostenía al pequeño ser en sus brazos. El bebé abrió los ojitos lentamente y le regaló una tierna sonrisa a Alma.

"¡Ohhh! ¡Es tan lindo!", exclamó Alma emocionada. "Sí, es nuestro tesoro más preciado", dijo Clara con ternura. Alma pasó horas jugando y hablando bajito al bebé mientras este emitía risitas adorables que llenaban la habitación de alegría.

La niña estaba fascinada por ese nuevo ser que acababa de llegar al mundo e inspiraba tanto amor y protección.

Cuando llegó la hora de regresar a casa, Alma se despidió con tristeza pero llena de gratitud por haber vivido esa experiencia tan especial.

En el camino de regreso recordaba cada detalle del encuentro con el bebé: sus manitas diminutas, sus piececitos inquietos y sobre todo, la conexión mágica que había sentido desde el primer momento en que lo sostuvo entre sus brazos. Al llegar a casa, Alma abrazó fuerte a sus padres contándoles emocionada todas las aventuras vividas durante su viaje.

Les prometió seguir siendo tan valiente y amorosa como aquel día en que ayudó al pajarito atrapado en el bosque. Y así termina esta historia donde Una niña llamada Alma fue capaz no solo conocer al bebé recién nacido sino también descubrir la importancia del amor incondicional hacia los demás seres vivientes.

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