Alma y Lupe en Bariloche



Era un soleado día de noviembre cuando Alma y su amiga Rosa Lupe se enteraron de que sus mamás habían planeado un viaje a Bariloche. Alma no podía contener la emoción. "¡Vamos a conocer la nieve!"- gritó con una sonrisa de oreja a oreja. Lupe, aunque entusiasmada, también mostró un poco de preocupación. "¿Y si me da frío y no puedo jugar?"- preguntó con sus ojos grandes, casi a punto de llorar. "No te preocupes, Lupe. Vas a ver que la nieve es mágica y con ropa abrigada, ¡será genial!"- le contestó Alma, tratando de tranquilizarla.

Al llegar a Bariloche, las dos amigas quedaron maravilladas con el paisaje. Montañas cubiertas de nieve brillaban bajo el sol, y el aire fresco les llenaba los pulmones. "¡Mirá, ahí hay un trineo!"- exclamó Alma, señalando un trineo colorido que estaba cerca. "¡Vamos a probarlo!"- dijo Lupe, ahora sí entusiasmada.

Las niñas se lanzaron por la pendiente en el trineo. "¡Woohoo!"- gritó Alma mientras bajaban, y Lupe se reía a carcajadas. Pero de repente, el trineo se quedó atascado en un montículo de nieve. "¡Ay no, Alma! ¿Ahora cómo salimos de acá?"- preguntó Lupe, empezando a ponerse un poco nerviosa.

"No te preocupes, Lupe, vamos a buscar ayuda. ¡Mirá, allá vienen esos chicos!"- dijo Alma, señalando a una grupo de niños que se acercaban. Con la ayuda de sus nuevos amigos, lograron desatascar el trineo y continuaron disfrutando de su aventura.

Después de un rato, las dos amigas decidieron hacer un muñeco de nieve. Alma comenzaba a formar la base, mientras que Lupe buscaba las ramas para los brazos. "¡Este muñeco va a ser el más lindo de Bariloche!"- dijo Lupe, mientras colocaba las ramas. Pero de repente, un viento fuerte hizo que se cayera todo.

"Oh no, todo el trabajo..."- suspiró Lupe, comenzando a llorar. Alma se acercó y la abrazó. "¡Es solo nieve, podemos volver a hacerlo! Vamos a darle un nombre y a hacerlo más divertido. ¿Qué te parece llamarlo ‘Benny el buenón’ y que tenga unos ojos muy graciosos?"- propuso Alma.

Lupe secó sus lágrimas y sonrió. "¡Sí! Benny el buenón será nuestro mejor amigo de nieve. Vamos a hacerlo aún más grande y lindo. ¡Empecemos de nuevo!"-

Las niñas volvieron a trabajar en su muñeco, y esta vez trabajaron en equipo. Cada una aportó ideas y risas, creando un Benny el buenón que era impresionante: ¡tenía una bufanda roja y una zanahoria como nariz!

Cuando terminaron, las niñas se sentaron a mirar su obra. "Mirá cuánto trabajo hicimos. Y todo gracias a que no nos rendimos, Lupe"- dijo Alma llena de orgullo.

Lupe sonrió y dijo: "Claro, y aunque a veces me pongo a llorar, siempre puedo contar contigo. ¡Esto fue increíble!"-

Ya al final del día, con el sol poniéndose detrás de las montañas, las mamás de Alma y Lupe las llamaron para volver al hotel. "Chicas, fue un día maravilloso"- dijo la mamá de Alma.

"Sí, y aprendí que, aunque a veces las cosas no salen como uno espera, siempre hay una nueva oportunidad para volver a intentarlo"- agregó Lupe.

"Y que con un poco de ayuda, todo se hace más fácil"- concluyó Alma.

Así, las dos amigas volvieron contentas a casa, con una hermosa historia y una importante lección. Desde ese día, siempre recordaron su aventura en Bariloche y todo lo que habían aprendido sobre la amistad, la perseverancia y la alegría de compartir momentos especiales juntas.

FIN.

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