Alma y su equipo de corazón



Había una vez en un pequeño pueblo de Galicia, una niña llamada Alma. Desde muy pequeña, Alma tenía una gran pasión por el fútbol.

Pasaba horas y horas jugando con sus amigos en el campo del pueblo, soñando con ser una futbolista profesional. Un día, mientras jugaba al fútbol con sus amigos, Alma se dio cuenta de que no todas las niñas y niños tenían la misma oportunidad de jugar y divertirse como ella lo hacía.

Algunos niños trabajaban para ayudar a sus familias o simplemente no tenían acceso a un lugar seguro donde jugar. Alma decidió que quería hacer algo al respecto.

Habló con su maestra en la escuela sobre los derechos de los niños y cómo todos deberían tener la oportunidad de disfrutar de su infancia. La maestra le sugirió que formara un equipo de fútbol inclusivo, donde todos los niños pudieran jugar sin importar su situación.

Emocionada por la idea, Alma comenzó a reunir a otros niños interesados en unirse a su equipo. Pronto tuvo un grupo diverso de chicos y chicas dispuestos a aprender y divertirse juntos. El primer desafío fue encontrar un lugar adecuado para practicar.

Después de mucho buscar, encontraron un terreno abandonado cerca del pueblo que podían arreglar entre todos. Decidieron llamarlo "La Canchita", en honor al campo donde solían jugar.

Alma también sabía que para formar un buen equipo necesitaban más que habilidades técnicas; necesitaban educación emocional para poder enfrentar cualquier dificultad o conflicto que surgiera durante los partidos. Así que decidieron organizar talleres semanales sobre cómo manejar las emociones y resolver problemas de manera pacífica.

Invitaron a expertos en educación emocional para enseñarles técnicas de respiración, meditación y comunicación asertiva.

Con el tiempo, el equipo de Alma comenzó a destacarse no solo por su habilidad en el fútbol, sino también por su respeto mutuo y su capacidad para trabajar juntos como un verdadero equipo. Un día, recibieron una invitación para participar en un torneo regional. Estaban emocionados pero también nerviosos por la competencia.

Sin embargo, gracias a los talleres de educación emocional que habían realizado, estaban preparados para enfrentar cualquier desafío que se les presentara. El torneo resultó ser un gran éxito para ellos. No solo ganaron varios partidos, sino que también ganaron el premio al Fair Play por su comportamiento ejemplar dentro y fuera del campo.

El logro del equipo de Alma no pasó desapercibido. Las autoridades locales se enteraron de su historia y decidieron apoyarlos construyendo una cancha adecuada con todos los implementos necesarios cerca del pueblo.

Desde entonces, "La Canchita" se convirtió en un lugar donde niños y niñas podían jugar libremente sin importar sus circunstancias. Y Alma continuó inspirando a otros jóvenes no solo con su talento futbolístico, sino también con sus acciones solidarias y compromiso con los derechos de los niños.

Gracias a ella, más niños tuvieron la oportunidad de disfrutar plenamente de su infancia mientras aprendían valores importantes como la inclusión, el respeto y la importancia de cuidar nuestras emociones.

Alma demostró que uno puede hacer una diferencia en el mundo, sin importar cuán pequeño sea. Y así, su historia se convirtió en un ejemplo de inspiración y educación emocional para todos los niños y niñas no solo de Galicia, sino también del resto del mundo.

FIN.

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