Álvaro y la Aventura del Cumpleaños
Era un hermoso día de diciembre y el pequeño Álvaro estaba muy emocionado porque pronto cumpliría su primer añito. Su mami y su papi habían decidido que el cumpleaños sería una gran fiesta con todos sus amiguitos.
"¡Falta poco para mi cumpleaños!", gritó Álvaro, moviendo sus pequeñas manitas con alegría.
Álvaro era un niño con mucha energía y, a pesar de su corta edad, ya había aprendido muchas cosas. Le encantaba explorar, y cada día se lanzaba a nuevas aventuras.
Un día, mientras jugaba en el living, vio algo brillar en el pasillo. Era una pequeña caja de colores que había dejado su hermana mayor, Valentina.
"¡Mira, mami!", dijo Álvaro mientras gateaba rápido hacia la caja. "¡Cosa nueva!"
Al abrirla, encontró algunos globos y serpentinas. Sus ojos se llenaron de maravilla.
"¡Globos! ¡Globos!", reía mientras trataba de agarrar uno que flotaba cerca de él.
Su mami, que sabía cómo lo emocionaban los globos, le dijo:
"Sí, Álvaro. Y el cumpleaños tendrá muchos más globos. ¿Te gustaría ayudarnos a preparar la fiesta?"
Álvaro, con una gran sonrisa, respondió:
"¡Sí! ¡Ayudar!"
Con su mami y su papi, empezaron a preparar la fiesta. Álvaro se pasaba el día correteando de un lado a otro, ayudando en lo que podía, ¡aunque a veces su ayuda consistía en desordenar más que en ordenar!
Llegó el día de la fiesta. Todos sus amigos llegaron con sus mamas y papas. El jardín estaba lleno de globos de colores, serpentinas, y sonrisas.
"¡Qué lindo es festejar!", decía Álvaro mientras miraba alrededor.
Pero ocurrió algo inesperado. En medio de la celebración, un viento fuerte sopló y algunos globos comenzaron a escaparse volando hacia el cielo.
"¡No! ¡Mis globos!", gritó Álvaro, extendiendo sus manitas tratando de atraparlos.
Valentina, al ver la tristeza de su hermanito, se agachó a su lado:
"No te preocupes, Álvaro. ¡Podemos hacer más globos! Lo importante es que estamos juntos para festejar. ¡Eso es lo que más cuenta!"
Álvaro, aunque un poco triste, sonrió al escuchar a su hermana.
"¿Más globos?", preguntó, sintiéndose un poco mejor.
"Sí, mucho más!", respondió Valentina, animando a Álvaro a unirse a los demás en un juego divertido.
Finalmente, un poquito más tarde, mientras todos jugaban con la música y los juegos de fiesta, un grupo de niños decidió hacer una carrera de globos en un juego agrupado. En lugar de llorar por los globos voladores, Álvaro se divirtió mucho poniéndose en práctica con su energía, corriendo y riendo.
"¡Soy un campeón!", decía mientras todos lo aplaudían.
Esa fue una gran lección para Álvaro, que comprendió que lo más importante no eran los globos, sino el amor y la alegría compartida con sus amigos y familia en su primer cumpleaños.
Cuando llegó el momento del pastel, todos cantaron:
"¡Feliz cumpleaños a ti!"
Con una gran sonrisa en su cara, Álvaro sopló la vela del pastel que brillaba frente a él. En ese instante, se sintió como el niño más feliz del mundo.
El cumpleaños de Álvaro fue especial, no solo porque cumplía un año, sino porque había aprendido a disfrutar los momentos a pesar de los contratiempos, rodeado de aquellos que más amaba. Hoy, Álvaro no solo había celebrado su primer añito sino que también se había llenado de grandes recuerdos para siempre.
FIN.