Amalia y el Extraterrestre de Amor



Había una vez una niña llamada Amalia, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas y bosques. Amalia era una niña muy especial, ya que tenía la habilidad de convertirse en superhéroe cuando lo necesitaba.

Amalia vivía con su mamá, su papá y su hermanito Martín. Juntos formaban una familia muy unida y feliz. Siempre se divertían jugando al aire libre, explorando la naturaleza y compartiendo momentos especiales.

Un día, mientras Amalia estaba jugando en el jardín con Martín, vio algo extraño volar por el cielo. Era un objeto brillante que se acercaba cada vez más rápido hacia ellos.

Sin pensarlo dos veces, Amalia se transformó en su alter ego superheroico: ¡Superamalia! Con sus súper poderes, Superamalia voló rápidamente hacia el objeto misterioso y descubrió que era una nave espacial averiada. Dentro de ella había un extraterrestre amigable llamado Cosmo.

"¡Hola Superamalia! Mi nave se ha estropeado y no puedo regresar a mi planeta. ¿Podrías ayudarme?"- dijo Cosmo. Superamalia sonrió bondadosamente y aceptó ayudar a su nuevo amigo extraterrestre. Juntos buscaron a los mejores ingenieros del pueblo para reparar la nave espacial de Cosmo.

Mientras esperaban las reparaciones, Superamalia llevó a Cosmo a conocer a su familia. Todos quedaron fascinados con el simpático extraterrestre y lo trataron como uno más de la familia. Durante ese tiempo, Superamalia enseñó muchas cosas interesantes a Cosmo sobre la Tierra y su cultura.

Juntos exploraron el bosque, nadaron en el río y volaron por los campos. Un día, cuando estaban jugando en el jardín, Martín cayó de un árbol y se lastimó el brazo.

Superamalia rápidamente lo llevó al hospital para que lo atendieran. "Tranquilo Martín, todo va a estar bien"- le dijo Superamalia mientras esperaban al médico.

Martín miró a su hermana con admiración y le preguntó:"¿Cómo haces para ser tan valiente y ayudar siempre a los demás?"Superamalia sonrió y le respondió:"Lo más importante es tener amor por las personas que nos rodean. Cuando amamos, somos capaces de hacer cosas increíbles para ayudarlos".

Después de una semana, la nave espacial de Cosmo fue reparada y listo para partir hacia su planeta natal. Amalia despidió tristemente a su amigo extraterrestre, pero estaba feliz porque había hecho nuevos amigos y aprendido muchas cosas nuevas.

A partir de ese día, Amalia siguió siendo una superheroína dispuesta a ayudar siempre que alguien necesitara su apoyo. Pero ahora sabía que lo más valioso era tener una familia amorosa como la suya.

Y así, Amalia continuó disfrutando de sus días junto a su mamá, papá y Martín; sabiendo que tenía superpoderes especiales: el amor incondicional por los demás.

FIN.

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