Amapola y el viaje del crecimiento


Había una vez una beba llamada Amapola, que era muy tierna y curiosa. Amapola tenía un gran amor por su mamadera, la cual siempre llevaba consigo a todas partes.

Era su compañera fiel en cada aventura y le daba seguridad y confort. Amapola vivía en un pequeño pueblo rodeado de coloridos campos de flores. Allí, todos los días jugaba con sus amigos animales: el conejito Saltarín, el pajarito Trinador y el patito Nadador.

Juntos exploraban el bosque encantado en busca de tesoros escondidos. Un día soleado, mientras jugaban cerca del río cristalino, Amapola notó algo extraño: ya no sentía tanto apetito por su mamadera como antes.

Se dio cuenta de que estaba creciendo y que pronto sería hora de dejarla atrás para dar paso a nuevos cambios en su vida. Amapola decidió hablar con sus amigos sobre esto y les contó lo que pasaba.

Ellos la escucharon atentamente y le dijeron:- ¡No te preocupes, Amapola! Todos tenemos que enfrentar nuevos desafíos a medida que crecemos. Estamos seguros de que podrás hacerlo. Animada por las palabras de sus amigos, Amapola decidió buscar formas divertidas de dejar la mamadera sin sentirse triste o asustada.

Un día, mientras caminaba por el bosque encantado junto a Saltarín, encontraron una planta mágica llamada —"Crecefuerte" . Esta planta tenía poderes especiales y podía ayudar a los niños a superar cualquier obstáculo.

Amapola tomó un pedacito de la planta y lo llevó a su casa. Junto a su mamá, plantaron la semilla en un tiesto y cuidaron de ella con mucho amor. Día tras día, Amapola regaba la planta y le hablaba cariñosamente.

Poco a poco, fue notando cómo la planta crecía fuerte y hermosa. Esto le recordaba que ella también podía crecer y cambiar. Para ayudarla en su proceso de dejar la mamadera, Amapola decidió establecer pequeñas metas diarias.

Comenzó tomando menos veces su mamadera cada día hasta que finalmente pudo decir adiós por completo. Amapola se sentía orgullosa de sí misma por haber logrado superar ese desafío tan importante para su crecimiento personal.

Sabía que había dejado atrás una etapa pero estaba lista para abrazar las nuevas experiencias que vendrían.

Con el tiempo, Amapola se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: los cambios pueden ser asustadizos al principio, pero si tienes amigos que te apoyan y confías en ti mismo, puedes superar cualquier obstáculo. Desde aquel día en adelante, Amapola continuó explorando el bosque encantado junto a sus amigos animales. Creció feliz y llena de energía mientras disfrutaba del dulce sabor del agua fresca en lugar de la mamadera.

Y así es como Amapola dejó atrás su querida mamadera y descubrió un mundo lleno de nuevas aventuras esperándola más allá del río cristalino.

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