Amarna y la aventura en la selva


Amarna estaba muy emocionada porque iba a celebrar su cumpleaños número 6 en la selva junto a su familia y sus amigos Lucas y Tamara.

Su mamá, Elisa, preparó una mochila con alimentos saludables y agua, mientras que su papá, Juan Francisco o Fran como le decían todos, revisaba el mapa para planificar la ruta. - ¡Vamos Amarna! ¡Nos espera una gran aventura en la selva! - exclamó Fran con entusiasmo.

- ¡Sí papá! ¡Estoy lista para descubrir nuevos animales y plantas! - respondió Amarna emocionada. Así comenzaron su travesía por la densa selva. Caminaban entre árboles altos y frondosos, escuchando los sonidos de aves exóticas y sintiendo la frescura del aire puro.

De repente, se encontraron frente a un río ancho y caudaloso que les impedía seguir adelante. - ¿Y ahora qué hacemos? - preguntó Lucas preocupado. - Tranquilos chicos, buscaremos una forma segura de cruzar este río.

Debemos pensar con calma para no correr riesgos innecesarios - dijo Elisa con serenidad. Después de observar detenidamente el lugar, encontraron unas piedras grandes que podían usar como escalones para atravesar el río sin mojarse.

Con cuidado y ayudándose mutuamente lograron cruzar con éxito hacia el otro lado. Una vez superado el obstáculo, continuaron su camino adentrándose más en la selva. De repente, escucharon un rugido fuerte que los hizo detenerse en seco. - ¿Qué fue eso? - preguntó Tamara asustada.

- Creo que es un jaguar. Debemos mantenernos juntos y no mostrarles miedo - dijo Fran tratando de tranquilizar al grupo. En ese momento apareció frente a ellos un hermoso jaguar dorado con manchas negras que los observaba fijamente.

Amarna sintió miedo pero recordó las palabras de su papá sobre no mostrar temor. Con valentía, se acercó lentamente al jaguar extendiendo su mano con delicadeza. Para sorpresa de todos, el jaguar se dejó acariciar por Amarna demostrando confianza en ella.

Fue un momento mágico e inolvidable para todos los presentes. Finalmente lograron llegar a una cascada cristalina donde decidieron descansar y disfrutar de un merecido picnic bajo los rayos del sol.

Todos estaban felices por haber superado juntos los desafíos de la selva y por haber fortalecido su amistad durante esa aventura inolvidable.

De regreso a casa, Amarna sopló las velas de su torta rodeada del amor de su familia y amigos sabiendo que siempre tendría historias increíbles para recordar gracias a su valentía y espíritu aventurero.

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