Ambar y el Bosque Prohibido



Ambar vivía en un departamento con su familia, justo al lado de un bosque misterioso y prohibido. Desde su ventana, ella podía ver los árboles altos y frondosos que parecían esconder secretos en su interior. Un día, luego de preguntarle a su mamá, Ambar salió a la vereda con su perro Flopi para jugar y disfrutar del sol.

Mientras jugaban, Flopi comenzó a ladrar emocionado y corrió hacia el borde del bosque. Ambar intentó llamarlo, pero él se adentró entre los árboles antes de que ella pudiera alcanzarlo. Preocupada, Ambar decidió seguirlo, recordando las advertencias de su mamá sobre el bosque prohibido. Pero el amor por su perro la impulsó a adentrarse en lo desconocido.

Dentro del bosque, Ambar se encontró con un paisaje asombroso: árboles antiguos y aves cantando. Sin embargo, mientras avanzaba, la oscuridad y el silencio la asustaron. De repente, escuchó un ruido extraño y, temerosa, pensó en retroceder. Pero recordó que su mamá siempre le decía que afrontara sus miedos.

Valientemente, siguió el sonido y finalmente encontró a Flopi, quien estaba atrapado en una red. Ambar, con ternura y determinación, liberó a su querido amigo y juntos emprendieron el regreso a casa. En el camino, Ambar reflexionó sobre su aventura y el coraje que había demostrado.

Al llegar a casa, su mamá, preocupada, la abrazó con fuerza. Ambar le contó sobre su travesía en el bosque prohibido y cómo había superado sus temores para rescatar a Flopi. Su mamá la escuchó con orgullo y le explicó que la valentía no significa no tener miedo, sino enfrentarlo para hacer lo correcto.

Desde entonces, Ambar aprendió que el bosque prohibido ocultaba más que peligros: también guardaba lecciones de valentía y amistad. Y, cada vez que miraba por la ventana, recordaba que no hay obstáculo que no puedas superar con coraje y determinación.

FIN.

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