Ambar y la máquina del vecino




Ambar era una niña curiosa a la que le encantaba el terror. Siempre buscaba aventuras emocionantes, como leer libros espeluznantes y ver películas de miedo.

Un día, descubrió que su vecino, el señor González, estaba construyendo algo misterioso en su garaje. Decidió investigar. Un día, mientras espiaba por la ventana, vio al señor González activar una extraña máquina que zumbaba y brillaba con luces de colores. De repente, Ambar se dio cuenta de que algo no estaba bien.

El vecino estaba creando una máquina para atraer fantasmas y causar la destrucción del mundo. Alarmada, decidió hablar con él. -¡Señor González, eso que está construyendo es peligroso! -exclamó Ambar. -No te preocupes, pequeña. Esto es solo un experimento científico.

No hay fantasmas ni peligro alguno -respondió el vecino con una sonrisa. Sin embargo, Ambar no podía dejar de preocuparse. Decidió investigar más a fondo.

Con la ayuda de su amigo Benito, descubrieron que la máquina del vecino emitía una energía extraña que empezaba a causar estragos en el barrio. Árboles que se marchitaban, animales asustados y extraños fenómenos paranormales. Ambar sabía que tenía que hacer algo. Con valentía, se acercó al vecino y le explicó lo que habían descubierto.

-Señor González, su máquina está dañando el barrio. No quiero que esto termine en una catástrofe. ¡Por favor, deténgala! El vecino se quedó pensativo y finalmente entendió que había cometido un error.

Con la ayuda de Ambar y Benito, pudo desactivar la máquina y revertir los efectos negativos. A partir de ese día, el señor González se comprometió a utilizar su inventiva para crear cosas que beneficiaran a la comunidad.

Ambar aprendió que, a veces, enfrentar tus miedos y tomar acción puede hacer la diferencia. La valentía y la amistad son herramientas poderosas para resolver problemas, y el trabajo en equipo puede lograr grandes cosas.

Desde entonces, Ambar y Benito siguieron viviendo aventuras, pero esta vez, enfrentando desafíos juntos y siempre dispuestos a ayudar a los demás.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!