Ámbar y la Sombra Tenebrosa



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Lumilandia, donde todos los días brillaba el sol y todo resplandecía gracias a Ámbar, la luz exploradora. Ámbar era una luz brillante y curiosa, siempre lista para iluminar todos los rincones del pueblo y ayudar a todos sus habitantes a ver con claridad.

Un día, mientras exploraba un bosque cercano, Ámbar se topó con algo inesperado: una sombra tenebrosa que se movía lentamente entre los árboles, cubriendo todo a su paso. Ámbar, intrigada, se acercó a la sombra y exclamó:

"¡Hola, sombra! ¿Por qué cubrís todo con oscuridad? ¡Deberías brillar como yo!"

"No puedo brillar, pequeña luz. Soy la sombra tenebrosa, y mi misión es mantener la oscuridad en este bosque. No puedo irme, porque así está ordenado."

Ámbar, sin pensarlo dos veces, decidió que tenía que ayudar. Se lanzó hacia la sombra con su luz brillante, intentando apagarla. Pero la sombra era más fuerte de lo que Ámbar imaginaba. Cuando Ámbar se acercó, empezó a debilitarse y su luz comenzó a parpadear.

"¡Ámbar, no!" gritó un pajarito que estaba cerca.

"¡No te preocupes! ¡Puedo con esto!" respondió Ámbar, llena de valentía, pero su luz seguía menguando.

Los habitantes del pueblo, al ver que Ámbar necesitaba ayuda, se reunieron rápidamente con velas y linternas.

"¡Vamos a ayudarla!" dijo doña Clara, la anciana del pueblo.

"Sí! ¡Louie, traé las linternas!" agregó un niño llamado Sam.

"¡Y yo traigo las velas!" gritó la pequeña Ana, mientras corría con los brazos llenos de luces.

Todos comenzaron a encender sus velas y linternas, formando un gran círculo de luz alrededor de Ámbar. La luz de ellos se unió a la suya, y juntos comenzaron a encarar la sombra tenebrosa.

"¡Más luz! ¡Necesitamos más luz!" exclamó Ámbar esperanzada, mientras la sombra intentaba escabullirse entre los árboles.

Al sentirse amenazada por la unión de las luces, la sombra gritó:

"¡Basta! ¿Por qué no pueden dejarme en paz? No quiero perder mi oscuridad."

Pero los habitantes respondieron con risas y sonrisas, iluminando el bosque todavía más:

"Porque la luz y la oscuridad pueden coexistir, pero la luz siempre es más fuerte cuando estamos juntos!"

"¡Sí! ¡Estamos contigo, Ámbar! ¡Te apoyamos!"

Con el poder de la unión, Ámbar y los habitantes comenzaron a vencer la sombra tenebrosa poco a poco. La luz se expandió y fue iluminando cada rincón del bosque, llenando el aire de su calidez. La sombra, que al principio parecía tan imponente, comenzó a desvanecerse.

"¡No! ¡No quiero desaparecer! ¡Esto no es justo!" gritó la sombra, pero su voz se fue apagando como un eco lejano.

"Por favor, sombra, no te sientas así. Todavía puedes ser parte de algo grandioso; la luz también necesita de ti. Sin oscuridad, no apreciaríamos lo brillante de nuestros días, te puedes convertir en una sombra amable" dijo Ámbar, con dulzura.

La sombra, tocada por las palabras de Ámbar, se detuvo.

"¿De verdad creés eso?"

"¡Sí! Solo necesitas permitir que la luz te rodee. Así serás una sombra alegre, que acompaña y no asusta. Juntas podemos crear algo hermoso."

Finalmente, la sombra tenebrosa aceptó el reto. Se unieron en una nueva forma, creando un lugar donde la luz y la sombra podían bailar juntas, revelando un espectáculo maravilloso bajo un cielo estrellado.

Desde ese día, Lumilandia no solo brilló más que nunca, sino que también aprendió a reconocer la importancia de la sombra, creando lazos de amistad entre sus dos antiguas rivales.

Y así, Ámbar siguió explorando, iluminando el mundo, mientras que la sombra pasaba a ser su nueva amiga, recordándole a todos que la luz y la oscuridad, cuando estaban juntas, hacían la vida mucho más interesante y divertida.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!