Amelia y el viaje de los tres colores mágicos
Había una vez una niña llamada Amelia, quien junto a sus padres Carlota y Emilio, se embarcaron en un emocionante viaje por Colombia, Ecuador y Perú.
Desde el momento en que subieron al avión, Amelia comenzó a imaginar todas las aventuras que vivirían juntos en esos siete días de recorrido por tierras desconocidas. El primer destino era Colombia, donde Amelia soñaba con ver animales exóticos y coloridas mariposas.
Mientras volaban sobre la selva, Amelia miraba por la ventanilla y creía ver monos columpiándose entre los árboles. "¡Miren, papá, mamá! ¡Hay monos jugando allí abajo!", exclamó emocionada Amelia. "¡Qué imaginación tienes, querida! Pero quién sabe, tal vez sí haya monos por aquí", respondió su papá riendo.
Al llegar a Colombia, la familia decidió visitar una reserva natural llena de aves tropicales. Amelia estaba encantada con los colores vibrantes de los tucanes y loros que volaban a su alrededor.
De repente, vio un pájaro multicolor muy especial posado en una rama. "¡Miren ese pájaro tan bonito! Seguro es un pájaro mágico que nos guiará en nuestro viaje", dijo entusiasmada Amelia. En Ecuador, decidieron explorar las montañas andinas y visitar pueblos pintorescos.
Durante una caminata por un sendero empinado, Amelia imaginaba que eran valientes exploradores en busca de tesoros escondidos. De repente escucharon un ruido extraño entre los arbustos. "¿Qué será eso?", preguntó Carlota con curiosidad.
"Seguro son duendes traviesos jugando a las escondidas", respondió Emilio siguiéndole el juego a su hija. En Perú, quisieron conocer la legendaria ciudadela inca de Machu Picchu. Subieron las empinadas escaleras y llegaron a lo alto de la montaña donde se encontraba esta maravilla del mundo antiguo.
Amelia cerró los ojos e imaginó cómo sería vivir allí hace cientos de años atrás. "Imaginen que somos incas poderosos protegiendo nuestra ciudad sagrada", sugirió emocionada Amelia.
La familia disfrutó cada momento del viaje gracias a la increíble imaginación de Amelia. Cada lugar nuevo era una oportunidad para crear historias fantásticas y divertidas que hacían el trayecto más llevadero y lleno de sorpresas inesperadas.
Finalmente regresaron a casa con el corazón lleno de recuerdos inolvidables y la certeza de que no importa hacia dónde vayas mientras tengas tu imaginación como compañera de viaje.
FIN.