Amelia y el Vuelo de la Imaginación
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos brillantes, una niña llamada Valeria que soñaba con volar. Desde muy chiquita, Valeria se sentaba en la cima de una colina y miraba cómo los pájaros volaban libres, sintiendo el viento en sus pequeños rostros. Pero lo que realmente la inspiraba eran las historias de Amelia Earhart, la valiente aviadora que había cruzado océanos y rompió barreras.
Un día, mientras exploraba el desván de su abuela, Valeria encontró un viejo libro con imágenes de aviones. "¡Mirá lo que encontré!"- exclamó, mostrando el libro a su amiga, Sofía.
"¡Es increíble! ¿Sabías que Amelia fue la primera mujer en cruzar el Atlántico en avión?"- le dijo Sofía, con los ojos bien abiertos.
"¡Quiero ser como ella!"- respondió Valeria, con determinación.
Juntas, decidieron construir un avión de cartón en el patio de la abuela. Trabajaron día y noche, utilizando cajas viejas, cinta adhesiva y un montón de imaginación. Cada vez que terminaban algo, Valeria decía: "Esto es un paso más hacia el vuelo"- mientras Sofía asentía con entusiasmo.
Después de una semana, su avión de cartón estaba listo.
"¡Listo!"- gritó Sofía, "¿Estás lista para volar?"-
"Una vez que nos pongamos las gafas de piloto, ¡volaremos hasta el cielo!"- dijo Valeria, con una gran sonrisa.
Las dos amigas se pusieron sus gafas de aviador y se subieron al avión. Pero justo antes de despegar, el viento comenzó a soplar con fuerza. "¡Oh no! No podemos volar en este viento"- dijo Sofía, asustada.
"No te preocupes, ¡podemos esperar!"- respondió Valeria. "Amelia siempre decía que ser valiente no significa no tener miedo, sino saber qué hacer con ese miedo."-
Poco después, el viento se calmó y pudieron despegar... ¡en su imaginación! Valeria y Sofía comenzaron su viaje en el avión de cartón, recorriendo cielos llenos de nubes de colores y estrellas brillantes.
"¡Mirá! ¡Es un arcoíris!"- gritó Valeria.
"Sigamos hacia allá, ¡podemos volar a su lado!"- respondió Sofía.
Mientras viajaban por su mundo imaginario, se encontraron con desafíos. Tenían que atravesar montañas llenas de dragones amistosos y tormentas de confeti. En cada obstáculo, Valeria recordaba las historias de Amelia, que nunca se rindió.
"Si Amelia pudo hacerlo, ¡nosotras también!"- les gritó a los dragones. Los dragones, sorprendidos y emocionados, la ayudaron a cruzar las montañas.
Pero la aventura no terminó ahí. De repente, apareció una nube traviesa que empezó a deshacer su avión de cartón. "¡No! ¡Nuestro avión!"- lloró Sofía.
"¡Sostén fuerte, Sofía! ¡Debemos ser creativas como Amelia!"- dijo Valeria.
Con ingenio, juntas buscaron objetos en su patio. Hicieron un nuevo avión con las ramas de los árboles, soga y hasta algunas viejas sombrillas. Al final, su nuevo avión era más fuerte y colorido.
"¡Listo, despegamos otra vez!"- dijo Sofía.
"¡A volar!"- gritó Valeria mientras se sentaban en su nuevo avión improvisado.
Ya en el aire, sintieron una brisa fría pero reconfortante. Allí, en lo alto, Valeria miró las colinas que conocía y pensó en todas las niñas que soñaban con volar, igual que ella.
"¿Sabes qué, Sofía? Cuando crezcamos, quiero ser piloto y hacer un viaje alrededor del mundo, como Amelia"- dijo, emocionada.
"¡Sí! Y llevaremos a todas nuestras amigas con nosotras"- respondió Sofía, llena de entusiasmo.
Al final del día, regresaron a casa, cansadas pero felices. Desde aquel día, Valeria y Sofía se dedicaron a aprender más sobre vuelos, aviones y la vida de Amelia Earhart. Participaron en clubes de ciencia y exploración, y finalmente, lograron construir un modelo de avión que volaba de verdad con la ayuda de su comunidad.
Años después, Valeria se convirtió en piloto y voló por todo el mundo, cumpliendo su sueño, y cada vez que escuchaba el silbido del viento, recordaba aquella aventura mágica en el patio de su abuela junto a su mejor amiga.
Y siempre que veía a una niña mirando al cielo, le recordaba que los sueños, como la aviación, son alcanzables con valentía y mucha imaginación。
FIN.