Amelia y los amigos del bosque encantado
Había una vez en un bosque encantado, donde vivían seres mágicos y animales parlanchines, un avión llamado Amelia.
Amelia era diferente a los demás aviones, ya que en lugar de volar por los cielos, prefería quedarse en tierra firme y explorar el bosque. Un día, mientras Amelia caminaba entre los árboles y las flores coloridas, se encontró con una casa muy peculiar.
La casa estaba construida sobre cuatro patas grandes y robustas, ¡era una casa elefante! Dentro de la casa elefante vivía Eleonora, una elefanta muy amable y cariñosa. -¡Hola Amelia! ¿Qué te trae por aquí? -saludó Eleonora con una gran sonrisa en su rostro arrugado.
-Hola Eleonora, solo estaba paseando por el bosque y me topé con tu hermosa casa. Es realmente increíble -respondió Amelia admirando la creatividad de su amiga elefanta. Desde ese día, Amelia y Eleonora se hicieron inseparables. Pasaban horas jugando juntas y explorando cada rincón del bosque encantado.
Un día, mientras caminaban cerca de un arroyo cristalino, escucharon un ruido proveniente de un árbol cercano. Se acercaron sigilosamente y descubrieron que dentro del árbol vivía Mateo, un simpático búho que había perdido su camino.
-¿Necesitas ayuda para encontrar tu hogar? -preguntó Eleonora con bondad en su corazón. -Sí, me perdí mientras cazaba ratones esta mañana. ¡No sé cómo regresar a mi nido! -respondió Mateo con tristeza en sus ojos brillantes.
Amelia propuso entonces una idea brillante: convertir el árbol donde vivía Mateo en su nueva casa. Así fue como entre todos construyeron una casita acogedora para el búho perdido.
Desde entonces, Mateo se convirtió en el guardián del bosque encantado, vigilando desde lo alto durante la noche. Los días pasaban felices en el bosque encantado gracias a la amistad entre Amelia, Eleonora y Mateo. Juntos aprendieron que la verdadera magia reside en ayudarse mutuamente y cuidar de los demás seres que comparten nuestro mundo.
Y así fue como un avión decidió no volar más alto que las copas de los árboles; una casa se transformó en refugio para un búho perdido; un elefante demostró que la fuerza puede ir acompañada de ternura; y juntos descubrieron que incluso el pasto más verde necesita amor para crecer fuerte y hermoso bajo el sol del bosque encantado.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero nuestra amistad seguirá creciendo como el pastito bajo nuestros pies.
FIN.