Amigas de Corazón
Había una vez una niña llamada Valentina. Desde muy chiquita, Valentina había enfrentado desafíos que la hacían diferente a los demás. Nació con una discapacidad motriz compleja que la hacía moverse más despacio y con dificultad. A veces, esto hacía que sus compañeritos en la escuela no la entendieran y a menudo la excluían de los juegos. Su familia la cuidaba mucho y la protegía, intentando mantenerla alejada del dolor de la exclusión.
Un día, todo cambió cuando llegó una nueva compañera al colegio: Sofía. Sofía era una niña curiosa y valiente, y al poco tiempo de conocer a Valentina, se dio cuenta de que había algo especial en ella. A Sofía no le importaba la discapacidad de Valentina, ¡lo que quería era jugar y distraerse!"Hola, soy Sofía. ¿Te gustaría jugar juntas?" - le preguntó con una amplia sonrisa.
"Pero, no sé si podrás, a veces necesito un poco más de tiempo para llegar a los juegos..." - respondió Valentina, un poco insegura.
Sofía la miró con ternura y dijo: "No importa, ¡podemos encontrar maneras de jugar! ¡Todo es posible si nos esforzamos juntas!"
Desde ese día, las dos se volvieron inseparables. En el patio de la escuela, Sofía empujaba la silla de Valentina mientras corrían y reían, buscando aventuras en cada rincón. Un día, decidieron hacer un club de lectura en su casa.
"Voy a traer mis cuentos favoritos y podemos hacer nuestras voces de personajes", sugirió Valentina emocionada.
"¡Me encanta! Y después podemos inventar nuestra propia historia", respondió Sofía.
Las horas se pasaban volando mientras compartían risas y cuentos. Sin embargo, había momentos difíciles. Algunos niños no comprendían su amistad ni querían incluir a Valentina en el juego.
"Sofía, ¿por qué los demás no me invitan a jugar?" - preguntó Valentina un poco triste.
"Porque a veces no saben lo genial que sos. Vamos a mostrarles lo que hacemos. ¡Les va a encantar!" - le respondió Sofía con determinación.
Las dos amigas decidieron organizar una presentación en la escuela. Prepararon una obra de teatro basada en una de sus historias inventadas. Valentina decidió narrar y Sofía, representar los personajes. Ensayaron todos los días, creando un espectáculo colorido con títeres y disfraces.
El día de la presentación, la gente se aglomeró en el salón. Cuando Valentina subió al escenario, se sintió nerviosa, pero Sofía le sujetó la mano.
"¡Lo podemos hacer!" - le susurró.
Y así fue. Valentina narró la historia con pasión, mientras los demás la escuchaban embelesados. Al final, todos aplaudieron. Valentina sintió que, a pesar de su discapacidad, había brillado en el escenario.
Después de la función, muchos de los compañeros se acercaron a ella.
"No sabía que eras tan divertida. ¡Queremos jugar con vos!" - le dijeron.
"Sí, podemos formar un nuevo grupo donde todos podamos jugar juntos" - sugirió Sofía.
Desde ese día, Valentina nunca se sintió sola ni excluida. Gracias a su valiente amiga y su propio talento, logró conectarse con otros niños y hacer nuevos amigos. Valentina aprendió que lo importante es ser uno mismo, y que, con amistad y respeto, todo es posible.
Y así, Valentina y Sofía continuaron sus aventuras juntas, demostrando que las diferencias son solo pequeños detalles en el corazón de quienes realmente se quieren.
FIN.