Amigas de la Naturaleza



Había una vez una niña llamada Pepa que vivía en la ciudad. A pesar de disfrutar de las comodidades urbanas, siempre soñaba con pasar tiempo en el campo y conectarse con la naturaleza.

Un día, sus padres decidieron llevarla a una casa de campo para cumplir su deseo. Cuando llegaron a la casa, Pepa no podía contener su emoción. Corrió por el césped verde y respiró el aire fresco del campo.

Pero lo que más le emocionó fue ver a una pequeña perrita llamada Uva corriendo hacia ella. "-¡Hola Uva! ¡Qué bueno verte! ¿Quieres jugar?", exclamó Pepa emocionada. Uva ladró felizmente y comenzaron a correr juntas por todo el jardín.

Saltaban entre los arbustos y perseguían mariposas mientras se divertían sin parar. La amistad entre Pepa y Uva se fortalecía cada día más. Un día, mientras exploraban un sendero cercano al bosque, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos.

Pepa decidió investigar y descubrió un nido abandonado con tres pequeños pajaritos adentro. "-¡Mira Uva! ¡Tenemos que ayudarlos!", dijo Pepa preocupada. Decidieron construir un pequeño refugio para los pajaritos junto al nido utilizando hojas secas y ramitas.

También buscaron insectos para alimentarlos hasta que pudieran volar por sí mismos. Los días pasaron rápidamente, pero los pajaritos seguían necesitando cuidados especiales antes de poder volar libres nuevamente.

Pepa y Uva los visitaban todos los días, asegurándose de que estuvieran sanos y felices. Un día, cuando regresaron al refugio de los pajaritos, se dieron cuenta de que habían desaparecido. Ambas se sintieron tristes porque no pudieron despedirse adecuadamente.

Pero Pepa recordó algo importante: "A veces, las cosas cambian y debemos dejar ir a aquellos a quienes amamos para que puedan encontrar su propio camino". Decidida a seguir adelante, Pepa decidió pasar tiempo explorando el bosque con Uva.

Descubrieron un riachuelo cristalino donde podían refrescarse en los días calurosos y encontraron flores silvestres de colores brillantes. Una tarde, mientras jugaban cerca del riachuelo, escucharon un ruido proveniente del agua. Al acercarse, vieron a uno de los pajaritos nadando torpemente en busca de ayuda.

"-¡Tenemos que rescatarlo!", dijo Pepa rápidamente. Con mucho cuidado, lograron sacar al pajarito del agua y lo llevaron al refugio improvisado donde solía estar el nido. Después de secarlo con delicadeza, el pequeño pájaro abrió sus alas y voló hacia el cielo.

Pepa sonrió emocionada: "-Uva, hemos ayudado a uno más". Ese día comprendió la importancia de ser amable y solidaria con todos los seres vivos.

Aprendió que incluso las acciones más pequeñas pueden tener un impacto significativo en la vida de otros. Cuando llegó la hora de regresar a casa en la ciudad, Pepa se llevó consigo un corazón lleno de gratitud y una amistad inquebrantable con Uva.

Sabía que siempre podría contar con su compañera peluda para compartir aventuras y hacer el bien juntas. Y así, Pepa y Uva continuaron explorando el mundo juntas, recordándonos a todos la importancia de cuidar de los demás y disfrutar cada momento en armonía con la naturaleza.

FIN.

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