Amigas en el Jardín



Cierto día, en un hermoso jardín lleno de flores de todos los colores, vivían una araña llamada Lola y una mariposa llamada Martina. A pesar de ser muy diferentes, eran grandes amigas y siempre se divertían juntas.

Lola era una araña muy inteligente y habilidosa para tejer su tela. Pasaba todo el día construyendo su hogar entre las ramas de los árboles.

Por otro lado, Martina era una mariposa llena de energía y siempre volaba libremente por el jardín. Un día soleado, mientras Lola tejía su tela, Martina llegó volando emocionada. - ¡Lola! ¡Tienes que venir a ver algo increíble! - exclamó Martina con entusiasmo.

Curiosa, Lola dejó su trabajo a un lado y siguió a Martina hasta llegar al estanque del jardín. Allí había un sapito pequeño que estaba atrapado en la orilla del agua. - ¡Ayuda! ¡No puedo salir! - lloriqueaba el sapito asustado. Lola rápidamente pensó en cómo ayudarlo.

Usando sus hilos de seda, tejieron una cuerda para que el sapito pudiera agarrarse y salir del agua. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron rescatarlo sano y salvo.

El sapito les dio las gracias con alegría y saltó hacia la charca para reunirse con sus amigos. Las dos amigas se sintieron felices por haber ayudado a alguien en apuros.

Pero cuando regresaron al árbol donde vivían, notaron algo extraño: todas las flores se marchitaban y el jardín parecía estar triste. - ¡Qué ha pasado aquí! - exclamó Lola sorprendida. Martina voló de flor en flor buscando respuestas, hasta que encontró a una abeja llamada Beto. - Hola, Beto. ¿Sabes qué le sucedió al jardín? - preguntó Martina preocupada.

- El jardín está así porque hace días no llueve y las plantas necesitan agua para vivir - explicó Beto con tristeza. Lola y Martina no podían creerlo.

Se dieron cuenta de que debían hacer algo para ayudar al jardín a recuperarse. Uniendo sus talentos, idearon un plan: Lola tejería una gran tela resistente mientras Martina volaría por el aire llevando gotitas de rocío hasta las flores marchitas.

Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron regar todas las plantas del jardín. Poco a poco, las flores comenzaron a revivir y el jardín volvió a ser tan hermoso como antes. Los animales del jardín los aplaudieron emocionados por su valiosa ayuda.

Lola y Martina se miraron orgullosas por haber logrado algo tan maravilloso trabajando en equipo. Desde aquel día, Lola aprendió que la amistad puede superar cualquier diferencia y que todos podemos ayudarnos mutuamente si nos unimos como un verdadero equipo.

Y Martina descubrió lo gratificante que es ayudar a otros cuando más lo necesitan.

Y así, entre risas y aventuras, Lola la araña tejedora y Martina la mariposa voladora se convirtieron en las mejores amigas del jardín, siempre dispuestas a ayudar y hacer del mundo un lugar mejor. El fin. Fin.

FIN.

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