Amigas en el Jardín Encantado
Había una vez en un hermoso jardín, donde todas las flores estaban ansiosas por la llegada de la primavera. El sol brillaba con fuerza y los pájaros cantaban alegremente mientras los animalitos correteaban por el verde césped.
En este mágico lugar vivían dos amigas muy especiales: Violeta, una linda mariposa morada, y Margarita, una dulce flor blanca. Desde que se conocieron, se volvieron inseparables y compartían cada día juntas disfrutando de la naturaleza.
Un día, al despertar con los primeros rayos del sol de primavera, Violeta revoloteó emocionada hasta donde estaba Margarita y le dijo:- ¡Margarita, amiga querida! ¿Has notado lo hermoso que está todo hoy? Margarita abrió sus pétalos con alegría y respondió:- ¡Sí, Violeta! La primavera ha llegado trayendo otra vez al sol para iluminar nuestros días.
Las dos amigas decidieron explorar el jardín y descubrieron que algunas flores estaban marchitas por la falta de cuidados. Se acercaron a un grupo de girasoles tristes y marchitos y les preguntaron qué les sucedía.
- Estamos marchitos porque no hemos recibido suficiente agua ni luz solar -respondieron los girasoles con voz débil. Violeta miró a Margarita con determinación y le propuso ayudar a los girasoles a recuperarse.
Juntas buscaron un regador lleno de agua y comenzaron a regar cada uno de los girasoles mientras el sol brillaba sobre ellos. Día tras día, Violeta y Margarita cuidaron de los girasoles marchitos con amor y dedicación.
Pronto, los girasoles empezaron a recuperarse: sus tallos se enderezaron, sus hojas verdes volvieron a brillar y sus pétalos amarillos se abrieron radiantes hacia el cielo azul. Los girasoles estaban tan felices que organizaron una fiesta en honor a Violeta y Margarita para agradecerles su ayuda.
Bailaron al ritmo del viento, cantaron junto a los pájaros e intercambiaron historias bajo la luz de la luna.
Al finalizar la fiesta, todos se reunieron alrededor de un gran árbol centenario que les contó una antigua leyenda sobre la importancia del trabajo en equipo para lograr grandes cosas. Los animales del bosque escuchaban atentamente mientras asentían con complicidad. Violeta miró a Margarita con cariño y le dijo:- Amiga querida, gracias por estar siempre dispuesta a ayudar sin esperar nada a cambio.
Juntas demostramos que cuando nos unimos podemos hacer magia en este mundo. Margarita sonrió dulcemente y respondió:- Gracias a ti también por enseñarme el valor de la solidaridad y la importancia de cuidarnos mutuamente en esta vida.
¡Que nuestra amistad perdure por siempre! Y así fue como Violeta y Margarita se convirtieron en ejemplo para todos en el jardín: demostrando que cuando el sol brilla en primavera, todo es posible si trabajamos juntos con amor y compromiso hacia los demás.
FIN.