Amigas en el planeta perdido



Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, cuatro amigas muy especiales: Angelica, Bibiana, Sulay y Lucerito. Estas niñas eran inseparables y siempre estaban dispuestas a ayudarse mutuamente.

Un día, mientras paseaban por el bosque cercano al pueblo, encontraron un extraño objeto brillante en el suelo. Al acercarse, se dieron cuenta de que era un mapa espacial que indicaba la ubicación de un planeta mágico.

Emocionadas por la aventura que les esperaba, decidieron emprender el viaje hacia ese planeta desconocido. Se prepararon con provisiones y herramientas necesarias para explorar lo desconocido. Al llegar al planeta, quedaron maravilladas con lo que veían. Había plantas gigantes con hojas multicolores y animales parlanchines que cantaban melodías encantadoras.

Pero pronto descubrieron algo triste: el planeta estaba en peligro. El gobernante del lugar les explicó que una malvada bruja había lanzado un hechizo oscuro sobre el planeta mágico.

Este hechizo estaba robando la alegría de todos los seres vivos y sin ella, el planeta empezaba a marchitarse poco a poco. Las niñas no podían permitirlo y decidieron enfrentar a la bruja para salvar aquel maravilloso lugar.

Con valentía se internaron en el territorio de la bruja malvada y utilizaron sus habilidades especiales para derrotarla. Pero justo cuando pensaban haber ganado la batalla, descubrieron que debían encontrar tres gemas mágicas para romper el hechizo por completo.

Las gemas estaban escondidas en lugares muy peligrosos y solo podían ser encontradas si trabajaban juntas y confiaban en su amistad. Las niñas se dividieron la tarea de buscar las gemas. Angelica, con su astucia, encontró la primera gema en una cueva oscura y llena de trampas.

Bibiana, con su intuición, descubrió la segunda gema en un lago profundo lleno de criaturas misteriosas. Sulay, con su fuerza y valentía, recuperó la tercera gema del interior de un volcán activo.

Con las tres gemas en sus manos, regresaron al palacio del gobernante y colocaron cada una en su lugar correspondiente. En ese momento, el planeta mágico empezó a brillar nuevamente y todos los seres vivos recuperaron su alegría.

El gobernante les agradeció profundamente por haber salvado el planeta mágico y les otorgó un obsequio especial: cada una recibió una varita mágica que representaba sus cualidades únicas.

Felices por haber cumplido su misión y salvar el planeta mágico, Angelica, Bibiana, Sulay y Lucerito regresaron a Villa Esperanza como verdaderas heroínas. Compartieron con todos los habitantes del pueblo lo que habían aprendido durante esta aventura increíble: que trabajar juntos como equipo es fundamental para superar cualquier obstáculo.

Desde aquel día, estas cuatro amigas se convirtieron en símbolo de amistad y valentía en Villa Esperanza. Y aunque nunca volvieron al planeta mágico, siempre llevaron consigo la magia de esa experiencia en sus corazones.

FIN.

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