Amigas Imbatibles
En un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, Anita y Sofía estaban muy emocionadas por empezar el primer día de clases en la escuela "Rayito de Sol".
Anita era una niña alegre y extrovertida, con rulos rebeldes que saltaban cuando ella reía. Sofía, en cambio, era más tímida y tranquila, con sus largos cabellos oscuros siempre recogidos en una trenza. Las dos niñas se conocieron mientras esperaban afuera del aula a que la maestra abriera la puerta.
Anita notó que Sofía parecía nerviosa y decidió acercarse a hablar con ella. - ¡Hola! Soy Anita, ¿tú cómo te llamas? -dijo con una gran sonrisa. Sofía levantó tímidamente la mirada y respondió: - Hola, yo soy Sofía.
Estoy un poco nerviosa por empezar las clases hoy. Anita le dio unas palmaditas en el hombro y dijo: - No te preocupes, vamos a ser amigas y juntas vamos a pasarla genial en la escuela. Ya lo verás.
La maestra finalmente abrió la puerta y todas las criaturas entraron al aula. Durante la clase, Anita no paraba de hacer preguntas e interactuar con sus compañeros, mientras que Sofía prefería quedarse callada y observar todo desde su pupitre.
Después del recreo, la maestra propuso hacer un trabajo en parejas para presentar al resto de la clase al día siguiente. Por casualidad del destino (o quizás no tan casual), Anita fue emparejada con Sofía.
- ¡Qué suerte tenemos de ser compañeras! Vamos a hacer el mejor trabajo juntas -exclamó Anita emocionada. Sofía asintió con timidez pero se sintió reconfortada por las palabras amables de su nueva amiga.
Esa tarde se reunieron en casa de Anita para trabajar en el proyecto. Mientras dibujaban y recortaban papelitos, Anita le contaba anécdotas divertidas e interesantes sobre su vida. - ¿Sabías que tengo un perro llamado Rocky que ladra hasta imitar canciones? Es súper gracioso -comentó riendo.
Sofía sonrió tímidamente y respondió: - No tenía idea. Debe ser muy divertido tener una mascota así. A medida que pasaban las horas, Sofía comenzó a sentirse más cómoda hablando con Anita e incluso compartió algunas historias sobre su familia y sus gustos personales.
Se dio cuenta de que tenían más cosas en común de lo que pensaba. Al día siguiente, llegó el momento de presentar el trabajo frente a toda la clase.
Anita tomó la palabra primero y habló animadamente sobre su parte del proyecto. Cuando le llegó el turno a Sofía, respiró hondo y comenzó a hablar con seguridad, sorprendiendo tanto a sus compañeros como a sí misma.
Al terminar la presentación, recibieron fuertes aplausos de parte de todos los presentes. La maestra felicitó a las dos niñas por su excelente trabajo en equipo y les entregó estampitas brillantes como premio. Anita abrazó emocionada a Sofía y exclamó: - ¡Viste qué bien lo hicimos juntas! Eres increíble, Sofi".
Sofia sonrió ampliamente esta vez sin timidez alguna diciendo: "-Gracias Ani ¡Sin ti no hubiera sido posible!" Desde ese día, Anita and Sofia se convirtieron no solo en las mejores compañeras de clase sino también en grandes amigas inseparables.
Aprendieron juntas que cada persona tiene habilidades únicas para compartir al mundo; solo hace falta confianza propia para descubrirlas.
FIN.