Amigas por Siempre



Érase una vez, en un barrio muy alegre de Buenos Aires, vivía Helena, una niña de 10 años que siempre estaba rodeada de sus amigas. Les encantaba jugar juntas y divertirse todo el tiempo.

Un día, mientras jugaban al tenis en la plaza del barrio, llegó Camila, una nueva vecina que se acercó tímidamente hacia ellas. Helena y sus amigas la saludaron con alegría y le preguntaron si quería unirse al juego.

Camila les respondió tristemente que no podía jugar porque acababa de mudarse al barrio y todavía no conocía a nadie. Las amigas de Helena siguieron jugando sin prestarle mucha atención a Camila.

Pero Helena se quedó preocupada por ella y decidió hacer algo para ayudarla. En ese momento recordó que su mamá le había enseñado que siempre debemos ser amables con los demás y ayudarlos cuando lo necesitan. Así que se acercó a Camila para hablar con ella:-Hola Camila -dijo Helena sonriendo-.

¿Te gustaría venir a mi casa después del juego? Podemos tomar una merienda juntas y conocer más sobre ti. Camila aceptó la invitación emocionada y las dos niñas pasaron la tarde hablando sobre sus intereses e intercambiando experiencias divertidas.

Al final del día, se hicieron grandes amigas. A partir de ese día, Helena aprendió la importancia de ser empática con los demás y estar atenta a las necesidades de aquellos que nos rodean.

También comprendió lo valioso que es tener amigos nuevos en nuestra vida. Con el tiempo, Helena fue descubriendo nuevas actividades que le gustaban, como el hockey y el inglés. Pero siempre mantuvo su espíritu amable y solidario con sus amigos y vecinos del barrio.

Desde entonces, Helena se convirtió en un ejemplo para todos los niños del barrio, quienes aprendieron la importancia de ser amables con los demás y hacer nuevos amigos.

Y así, cada día era una aventura llena de risas y diversión entre amigos.

FIN.

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