Amigas sin fronteras



Había una vez una niña llamada Ailen que vivía en un pequeño pueblo rodeado de hermosos campos y montañas.

Ailen era muy alegre y siempre tenía una sonrisa en su rostro, pero había algo que le faltaba: una mejor amiga con quien compartir todas sus aventuras. Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo, Ailen vio a un grupo de niñas jugando juntas. Se acercó y les preguntó si podía unirse a ellas.

Las niñas la miraron sorprendidas y luego se rieron. - ¡Claro que no! -le dijo una de ellas-. Tú no puedes ser nuestra amiga, eres diferente. Ailen se sintió muy triste al escuchar esas palabras.

No entendía por qué las niñas pensaban que era diferente. Ella solo quería tener una amiga con quien reír y compartir momentos especiales.

Decidida a encontrar su mejor amiga, Ailen decidió explorar otros lugares del pueblo en busca de alguien que la aceptara tal como era. Fue así como llegó al parque de juegos donde encontró a Sofía, una niña tímida que estaba sentada sola en un banco. - Hola, ¿puedo sentarme contigo? -preguntó Ailen con entusiasmo.

Sofía levantó la mirada sorprendida pero asintió tímidamente. A medida que comenzaron a conversar, descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaba dibujar, bailar y leer cuentos de hadas. Desde ese día, Ailen y Sofía se volvieron inseparables.

Juntas exploraban el pueblo, construían castillos de arena en la playa y jugaban a ser princesas en el jardín del castillo abandonado. Pero un día, mientras jugaban en el parque, Ailen vio a las niñas que antes la habían rechazado.

Se acercaron a ella y le dijeron:- Hemos estado observando cómo te diviertes con Sofía y nos dimos cuenta de que no eres tan diferente como pensábamos.

¿Podemos jugar contigo también? Ailen sonrió y les dijo:- Claro que sí, ¡todas pueden ser mis amigas! Desde ese día, Ailen descubrió que la verdadera amistad no tiene barreras ni prejuicios. Aprendió que todos somos diferentes de alguna manera, pero eso no significa que no podamos ser amigos.

Juntos, Ailen y sus nuevas amigas vivieron muchas aventuras emocionantes y demostraron al pueblo entero que la amistad puede superar cualquier diferencia. Y así, Ailen encontró su mejor amiga en Sofía y una gran cantidad de nuevas amigas dispuestas a compartir momentos felices junto a ella.

La lección aprendida por todos fue que lo importante es aceptarse mutuamente tal como somos y valorar las cualidades únicas de cada persona.

Desde entonces, el pequeño pueblo se convirtió en un lugar lleno de risas, juegos y cariño entre amigos. Y todo comenzó gracias al coraje y determinación de una pequeña niña llamada Ailen en busca de su mejor amiga.

FIN.

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