Amigos de Arcoiris



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoiris, donde vivían personas de diferentes culturas y tradiciones. En este lugar mágico, la diversidad era celebrada y todos se respetaban mutuamente.

En el centro del pueblo, se encontraba la plaza principal donde cada semana se realizaba una feria multicultural. Había puestos de comida con platos típicos de distintos países, artesanías coloridas y música que llenaba el aire de alegría.

En Arcoiris vivían dos amigos muy especiales: Martina, una niña curiosa y aventurera; y Mateo, un niño creativo y amable. A pesar de ser muy diferentes en muchos aspectos, su amistad era fuerte como el acero.

Un día, mientras paseaban por la feria multicultural, Martina y Mateo conocieron a Luna, una niña nueva en el pueblo. Luna venía de un país lejano con costumbres muy distintas a las de Arcoiris. Tenía una piel morena como el chocolate y unos ojos brillantes como estrellas en la noche.

"¡Hola! Soy Martina y él es Mateo. ¿De dónde vienes?" -saludó Martina con entusiasmo. "Hola. Soy Luna y vengo de un país llamado Luminaria. Estoy emocionada de estar aquí. " -respondió Luna con una sonrisa tímida.

Martina y Mateo invitaron a Luna a dar un paseo por el pueblo para mostrarle los lugares más hermosos.

Juntos recorrieron los campos verdes donde jugaban los niños del pueblo, visitaron la biblioteca llena de cuentos fantásticos e incluso se animaron a probar nuevos sabores en la feria multicultural. Con el paso de los días, Martina, Mateo y Luna se volvieron inseparables. Aprendieron unos de otros sobre sus tradiciones, idiomas e historias familiares.

Descubrieron que a pesar de sus diferencias culturales, tenían muchas cosas en común: les gustaba jugar al escondite entre los árboles del bosque encantado, cantar canciones bajo las estrellas y soñar despiertos con viajes por todo el mundo.

Una tarde soleada, mientras caminaban por la orilla del río Brillante que cruzaba Arcoiris, escucharon risas provenientes del puente arcoíris que conectaba ambos lados del pueblo. Al acercarse vieron a varios niños construyendo algo juntos. "¿Qué están haciendo?" -preguntó curiosa Martina.

"Estamos construyendo un arco iris gigante para recordarnos que juntos somos más fuertes. " -respondió uno de los niños con entusiasmo. "¡Es hermoso!" -exclamó Luna emocionada. Martina tomó la mano de Mateo y luego extendió su otra mano hacia Luna.

"Somos como los colores del arco iris: diferentes pero juntos formamos algo maravilloso.

" Los cuatro amigos continuaron trabajando juntos en la construcción del arco iris gigante hasta que finalmente brilló sobre el río Brillante con todos sus colores vibrantes reflejándose en el agua cristalina. Desde ese día en adelante, cada vez que alguien pasaba por el puente arcoíris podía sentirse parte de algo especial; parte de esa gran familia multicolor que era Arcoiris.

Y así fue cómo Martina, Mateo, Luna junto a todos los habitantes aprendieron que la diversidad cultural es lo que hace al mundo tan increíblemente hermoso; porque al final del día lo importante no son nuestras diferencias sino aquello que nos une: El amor, la amistad, el respeto mutuo ¡y siempre recordarán qué juntos pueden crear cosas maravillosas!

FIN.

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