Amigos de colores
Había una vez, en la casa de Irupé, tres amigos muy especiales: una ratita rosa con alas llamada Rosalinda, un ratón de color rojo con alas y un sombrero con una pluma llamado Rodolfo y un pinguino violeta con anaranjado llamado Pingo.
Los tres amigos eran inseparables. Juntos jugaban y exploraban cada rincón de la casa en busca de alimentos para sobrevivir.
Pero un día, mientras buscaban algo para comer, se encontraron cara a cara con el gato de la casa. - ¡Miren quién está aquí! -dijo el gato con voz burlona-. ¿Qué hacen estos pequeños animalitos por aquí? Rosalinda, Rodolfo y Pingo temblaron al ver al gato tan cerca de ellos.
Sabían que los gatos eran peligrosos y podían lastimarlos sin ningún remordimiento. - No queremos problemas -respondió Pingo valientemente-. Solo estamos buscando algo para comer. El gato sonrió maliciosamente. Se acercó lentamente hacia ellos como si fuera a atacarlos en cualquier momento.
Pero entonces sucedió algo inesperado. Pingo abrió sus alas y se interpuso entre sus amigos y el gato. - ¡No te acerques más! -gritó Pingo-. Si nos haces daño tendrás que lidiar conmigo primero.
El gato no pareció tomarlo en serio al principio pero cuando vio lo decidido que estaba Pingo, decidió retirarse dejándolos solos otra vez. Desde ese día en adelante, Rosalinda, Rodolfo y Pingo siempre estuvieron juntos y se cuidaron mutuamente.
Aprendieron que la amistad verdadera es aquella que te hace sentir seguro y protegido. Pero lo más importante de todo, aprendieron que nunca debían subestimar su propia valentía y coraje.
Pues a veces, cuando menos lo esperas, puedes encontrar la fuerza necesaria para enfrentar cualquier desafío y salir victorioso. Y así fue como los tres amigos vivieron felices por siempre jamás, explorando juntos el mundo que les rodeaba y disfrutando de la vida al máximo.
FIN.