Amigos de Formas



Había una vez un mundo mágico donde vivían los circulitos y cuadradito. Los circulitos eran redondos y suaves, mientras que cuadradito era angular y tenía líneas rectas.

A pesar de ser todos diferentes, solían jugar juntos y disfrutaban de la compañía del otro. Un día, sin embargo, los circulitos decidieron que ya no querían jugar con cuadradito. Pensaban que su forma diferente los hacía sentir incómodos y no encajaban bien juntos.

Así que comenzaron a excluirlo de sus juegos y actividades. Cuadradito se sintió muy triste por esto. No entendía por qué sus amigos lo rechazaban solo por ser diferente.

Se preguntaba si había algo malo en él o si no era lo suficientemente bueno para jugar con ellos. Un día, mientras caminaba solo por el bosque, Cuadradito encontró a Triángulo, un personaje amigable con tres lados iguales. Triángulo notó la tristeza en el rostro de Cuadradito y se acercó a él.

"¿Qué te pasa, Cuadradito? Te veo muy triste", dijo Triángulo preocupado. Cuadradito le contó todo sobre cómo los circulitos lo habían excluido porque era diferente. Triángulo escuchó atentamente y luego sonrió. "Cuadradito, ser diferente es maravilloso", dijo Triángulo con entusiasmo.

"Imagina si todos fuéramos iguales; ¡el mundo sería tan aburrido! Todos tenemos nuestras propias formas únicas y eso nos hace especiales". Cuadradito se quedó pensativo y comenzó a darse cuenta de que Triángulo tenía razón.

No había nada malo en ser diferente, era algo hermoso y especial. Decidido a cambiar las cosas, Cuadradito decidió hablar con los circulitos nuevamente. Les explicó cómo se sentía y les recordó cuánto disfrutaban jugar juntos antes.

"Amigos circulitos, entiendo que soy diferente, pero eso no significa que no podamos divertirnos juntos", dijo Cuadradito con valentía. "Nuestras diferencias nos hacen únicos y especiales. Podemos aprender mucho el uno del otro si nos damos la oportunidad".

Los circulitos escucharon atentamente las palabras de Cuadradito y comenzaron a reflexionar sobre su actitud. Se dieron cuenta de lo injustos que habían sido al rechazarlo solo por su forma. Finalmente, los circulitos se disculparon sinceramente con Cuadradito y aceptaron volver a jugar juntos.

Descubrieron que sus diferencias no eran un obstáculo sino una ventaja, ya que cada uno tenía habilidades únicas para compartir. A partir de ese día, los circulitos y cuadradito aprendieron a valorar sus diferencias y celebrarlas.

Jugaron juntos sin importar la forma que tuvieran, aprendiendo unos de otros y creando nuevas aventuras emocionantes. Y así es como los circulitos aprendieron la importancia de aceptar a todos tal como son: diferentes pero igualmente valiosos.

Aprendieron que la verdadera amistad va más allá de las apariencias y reside en el corazón. Fin

FIN.

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