Amigos de la Naturaleza
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, tres niños llamados León, Luca y Gala. Eran los mejores amigos y compartían una gran pasión por los animales.
Pasaban horas explorando el bosque cercano a su casa, buscando criaturas curiosas para observar y aprender sobre ellas. Un día, mientras caminaban entre los árboles, escucharon un ruido extraño proveniente de un arbusto.
Se acercaron sigilosamente y descubrieron a un pequeño zorro juguetón que se había enredado en unas ramas. "¡Pobrecito! ¡Tenemos que ayudarlo!"- exclamó Gala preocupada. Los tres niños se pusieron manos a la obra para liberar al zorro. Con mucho cuidado desenredaron las ramas del pelaje del animalito hasta que finalmente lograron soltarlo.
El zorro, agradecido por su ayuda, comenzó a saltar y correr alrededor de ellos como si estuviera jugando. Los niños no pudieron evitar reírse ante la travesura del travieso animalito. "Creo que deberíamos buscarle un nombre"- sugirió Luca con una sonrisa.
Después de pensar durante unos minutos, decidieron llamarlo —"Travieso" debido a su personalidad juguetona y divertida. A partir de ese día, Travieso se convirtió en el compañero inseparable de León, Luca y Gala.
Juntos vivieron muchas aventuras emocionantes explorando el bosque y aprendiendo sobre diferentes especies animales. Un día particularmente caluroso de verano decidieron ir al río para refrescarse. Mientras nadaban y jugaban en el agua, notaron algo extraño flotando a lo lejos.
Se acercaron con curiosidad y descubrieron que era un patito abandonado. "¡Pobrecito! ¡No podemos dejarlo aquí solo!"- exclamó Gala preocupada.
Sin dudarlo, los tres amigos rescataron al patito y decidieron llevarlo a casa para cuidarlo hasta que estuviera lo suficientemente fuerte como para volver al río. León preparó una caja con heno suave y Luca buscó comida especial para patitos en la tienda de mascotas del pueblo.
Pasaron semanas cuidando del patito, al que llamaron "Saltarín", ya que siempre estaba saltando de un lado a otro. Con paciencia y amor, los niños lograron criar al patito hasta que finalmente fue capaz de volar por sí mismo.
La despedida fue agridulce, pero los niños sabían que habían hecho lo correcto ayudándolo a recuperarse. Saltarín volvió al río donde pertenecía, pero cada vez que León, Luca y Gala iban a visitarlo, él les saludaba con alegría desde el agua.
Con el tiempo, la fama de los tres amigos se extendió por todo el pueblo debido a sus increíbles aventuras con Travieso y Saltarín. La gente comenzó a admirar su dedicación hacia los animales y muchos niños se inspiraron en ellos para aprender más sobre la naturaleza.
León, Luca y Gala no sólo disfrutaban de las travesuras de sus amigos animales sino también aprendían importantes lecciones sobre responsabilidad, empatía y amor hacia todas las criaturas vivientes.
Juntos demostraron que, incluso siendo niños, se puede hacer una gran diferencia en el mundo cuidando y protegiendo a los seres más vulnerables. Y así, la amistad entre estos tres pequeños héroes y sus amigos animales perduró para siempre, dejando un legado de amor y respeto por la naturaleza en las generaciones futuras.
FIN.