Amigos de Patitas


Había una vez una gatita llamada Nicky, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de árboles y flores. Nicky era muy especial porque tenía una nariz rosada brillante, lo cual la hacía destacar entre los demás gatos del lugar.

Un día, mientras jugaba en el jardín, Nicky conoció a un amiguito llamado Negrito. Negrito también era un gato muy simpático pero siempre se metía en problemas.

Aunque eran amigos, a veces Negrito le comía la comida a Nicky sin pedir permiso. Nicky se sentía triste y frustrada cada vez que esto sucedía. No entendía por qué su amigo actuaba así. Un día decidió hablar con él para expresarle cómo se sentía.

- ¡Hola Negrito! -dijo Nicky con voz temblorosa-. Quiero hablarte sobre algo que me está molestando mucho. - ¿Qué pasa, amiguita? -respondió Negrito curioso. - Me he dado cuenta de que últimamente te has estado comiendo mi comida sin preguntarme antes.

Eso me hace sentir triste y confundida. ¿Por qué lo haces? Negrito bajó la mirada avergonzado y explicó: "Lo siento mucho, Nicky. No fue mi intención lastimarte o hacerte sentir mal.

A veces tengo tanta hambre que no puedo resistirme". Nicky comprendió que su amigo estaba pasando por momentos difíciles y decidió ayudarlo en lugar de enfadarse más. - Entiendo que puedas tener hambre, Negrito -dijo Nicky comprensiva-.

Pero creo que podemos encontrar una solución juntos para que ninguno de los dos se quede sin comida. Los dos amigos se sentaron a pensar y tuvieron una idea brillante. Decidieron buscar al dueño de la tienda de animales del pueblo y le explicaron su problema.

El dueño, llamado Don Martín, escuchó atentamente y les ofreció una solución maravillosa. - Les propongo lo siguiente -dijo Don Martín con una sonrisa-.

Cada día, Nicky puede venir a la tienda para reagarrar su comida en un plato especial que estará reservado solo para ella. Además, Negrito también podrá tener su propia ración diaria de comida. Nicky y Negrito saltaron de alegría ante esta propuesta tan generosa.

A partir de ese momento, todos los días Nicky iba a la tienda y recogía su comida en el plato especial mientras Negrito esperaba pacientemente por la suya. Con el tiempo, Nicky comenzó a notar que Negrito ya no tenía tanta hambre como antes.

Esto se debía a que Don Martín les había enseñado sobre la importancia de compartir y ser responsables con sus actos.

Desde aquel día, Nicky y Negrito aprendieron muchas lecciones valiosas juntos: cómo comunicarse abiertamente sobre sus sentimientos, encontrar soluciones creativas a los problemas y aprender a compartir sin hacerle daño al otro. Y así fue como estos dos amiguitos descubrieron que trabajar juntos y ayudarse mutuamente siempre es mejor que pelear o causarse daño.

Con cada día que pasaba, su amistad se fortalecía aún más gracias al amor verdadero que sentían el uno por el otro. Y así vivieron felices, aprendiendo y creciendo juntos en aquel pequeño pueblo lleno de aventuras.

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