Amigos de Patitas



Había una vez en un barrio tranquilo de Buenos Aires, una niña llamada Lupita que tenía un perrito muy especial llamado Rambo. Desde que Lupita era bebé, Rambo había sido su compañero fiel y leal.

Todos los días, antes de ir al jardín de infantes, Lupita se despedía de Rambo dándole un beso en el hocico y prometiéndole que volvería pronto. Un día, mientras Lupita estaba en el jardín de infantes, comenzó a llover muy fuerte.

La maestra anunció que tendrían que quedarse adentro durante el recreo. Lupita se puso triste porque sabía que Rambo estaría solo afuera bajo la lluvia. "¡Ay, Rambo! ¡Espero que estés bien afuera sin mí!", pensaba Lupita preocupada.

De repente, escucharon un ladrido insistente en la puerta del jardín de infantes. La maestra fue a ver quién era y se sorprendió al encontrar a Rambo empapado y temblando de frío.

"¡Rambo! ¡¿Cómo llegaste hasta acá? !", exclamó Lupita emocionada al ver a su querido amigo. Lupita abrazó a Rambo con fuerza y lo secó con su pañuelo. Todos los niños estaban felices de ver al valiente perrito en el salón.

La maestra les explicó a los niños lo importante que es cuidar y proteger a los animales. Les dijo que debemos ser responsables con nuestras mascotas y asegurarnos de darles amor y cuidados todos los días.

Desde ese día, Lupita llevaba a Rambo al jardín de infantes para jugar con sus amigos durante el recreo. Todos los niños disfrutaban jugando con él y aprendieron la importancia de respetar a los animales.

Un día, mientras jugaban en el patio del jardín de infantes, vieron a un gatito perdido buscando comida entre las macetas. Los niños rodearon al gatito curiosos pero asustándolo aún más. Lupita recordó cómo se sintió cuando vio a Rambo bajo la lluvia esperándola y decidió actuar diferente esta vez.

"¡Chicos! Debemos ser amables con este gatito perdido. Necesita nuestra ayuda", dijo Lupita con determinación. Los niños siguieron el ejemplo de Lupita y empezaron a traerle comida y agua al gatito para calmarlo.

Luego avisaron a la maestra quien llamó al refugio local para rescatar al pequeño minino perdido.

Gracias a la bondad e empatía mostradas por Lupita y sus amigos, el gatito pudo ser rescatado sano y salvo por expertos del refugio local quienes lo ayudaron encontrar un hogar amoroso donde vivir feliz para siempre. Desde ese día, todos en el jardín aprendieron una gran lección: no importa cuán pequeños sean o cuál sea su especie; todos merecen amor, respeto y compasión.

Y así fue como gracias al coraje e inteligencia emocional demostrados por Lupitay sus amigos lograron salvar no sólo una vida animal sino también sembrar semillas profundas sobre valores fundamentales como solidaridad, responsabilidady empatíahacia todas las criaturas del mundoanimalY colorin colorado este cuento se ha acabado

FIN.

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