Amigos de Pie Grande


Había una vez una familia muy unida formada por el papá Juan, la mamá Laura y sus dos hijos, Sofía y Tomás. Les encantaba hacer excursiones juntos y explorar la naturaleza.

Un día decidieron aventurarse en un bosque misterioso que nunca antes habían visitado. El sol brillaba entre las copas de los árboles mientras caminaban por senderos cubiertos de hojas secas. De repente, escucharon un ruido fuerte que los hizo detenerse en seco.

Para su sorpresa, apareció Pie Grande, una criatura enorme con ojos amables y pelaje oscuro. - ¡Hola! Soy Pie Grande -dijo con voz amigable-.

¿Qué hacen ustedes por aquí? La familia se quedó boquiabierta al ver a esta criatura tan imponente pero amigable. - Hola Pie Grande, somos una familia que nos encanta explorar la naturaleza -respondió Juan con cautela. Pie Grande sonrió y les dijo:- Me alegra verlos disfrutar del bosque.

¿Quieren que les muestre lugares especiales que he descubierto en mis paseos? Los niños Sofía y Tomás estaban emocionados ante la idea de explorar junto a Pie Grande. Así que aceptaron encantados.

Durante horas recorrieron el bosque, atravesando arroyos cristalinos, subiendo colinas empinadas y descubriendo rincones secretos llenos de vida silvestre. Pie Grande les enseñó a respetar a los animales y plantas del bosque, a cuidar el medio ambiente y a trabajar en equipo para superar cualquier obstáculo que se les presentara.

Pero de repente, mientras cruzaban un puente colgante sobre un río caudaloso, éste empezó a temblar peligrosamente. La familia se asustó al ver cómo el puente estaba a punto de romperse.

- ¡Rápido! ¡Agárrense de mí! -gritó Pie Grande extendiendo sus enormes brazos para protegerlos. Con fuerza sobrenatural logró sostener el puente hasta que todos pudieron cruzarlo sanos y salvos al otro lado. La familia lo abrazó con gratitud por salvarlos del peligro.

Al llegar al final del camino, se despidieron con tristeza pero con el corazón lleno de alegría por haber vivido esa increíble aventura junto a Pie Grande.

Desde ese día, la familia recordaría siempre aquel encuentro como una lección valiosa: la importancia de ser amables con quienes son diferentes a nosotros, aprender unos de otros y cuidar juntos nuestro hogar más preciado: la Tierra. Y así fue como aquella excursión inolvidable en el bosque los unió aún más como familia y les dejó recuerdos imborrables para toda la vida.

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