Amigos de todos los tamaños


Juani era una niña muy especial. Era inteligente, curiosa y siempre estaba aprendiendo cosas nuevas. Pero a pesar de todo eso, se sentía sola y triste.

En la escuela, no lograba encontrar amigos con los que pudiera compartir sus intereses y aficiones. Un día, durante el recreo, Juani estaba sentada en un banco observando cómo los demás niños jugaban a la pelota y reían juntos. Se sintió aún más sola que nunca antes.

Fue entonces cuando vio algo extraño en el patio de la escuela: un pequeño gato negro que parecía estar perdido. Juani decidió acercarse al gatito para ver si podía ayudarlo.

El gato se dejó acariciar por ella y comenzaron a jugar juntos en el patio. Los otros niños miraban con sorpresa, pero Juani no les prestaba atención. Cuando sonó la campana para volver a clases, Juani regresó al salón con el gatito escondido en su mochila.

Durante toda la tarde lo tuvo junto a ella debajo del pupitre sin que nadie se diera cuenta. Al terminar las clases, Juani llevó al gato de vuelta al patio y lo dejó allí para que encontrara su camino de regreso a casa.

Pero desde ese día en adelante, Juani visitaba al gato todos los días durante el recreo.

Poco a poco empezaron a aparecer otros animales en el patio: palomas, ardillas e incluso una tortuga gigante que había escapado del zoológico cercano. Todos ellos parecían sentirse cómodos cerca de Juani y ella se divertía mucho jugando con ellos.

Los otros niños comenzaron a acercarse a Juani para ver los animales y poco a poco empezaron a hablar con ella y hacerle preguntas sobre ellos. Juani se sintió feliz porque por fin había encontrado algo que la unía con los demás.

Un día, cuando llegó al patio, encontró una sorpresa: todos los niños de la escuela habían traído comida para compartir con los animales. Había semillas, frutas y hasta galletas de chocolate. Juani se emocionó tanto que lloró de alegría. A partir de ese día, Juani ya no se sentía sola ni triste en la escuela.

Había encontrado su lugar en el mundo junto a sus amigos animales y a los compañeros que habían aprendido a valorarla por lo especial que era.

Y así fue como Juani descubrió que siempre hay un lugar donde uno puede encajar si busca lo suficiente y nunca deja de ser quien es realmente.

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