Amigos del Bosque



Era un día soleado en el corazón de la selva, donde todos los animales vivían en armonía. Entre ellos, había un tigre llamado Tigrón, conocido por su gran belleza y su agilidad. Por otro lado, tenía un amigo muy peculiar: un loro llamado Loroleta, que siempre estaba lleno de energía y buenos consejos.

Un día, mientras Tigrón estaba tomando su siesta bajo su árbol favorito, Loroleta llegó volando emocionada.

"¡Tigrón! ¡Tigrón! Tenés que escucharme, ¡es importante!"

"¿Qué sucede, Loroleta?" preguntó el tigre, abriendo un ojo y estirando su cuerpo.

"¡Hay humo en el bosque! La gente dice que hay un incendio!" dijo Loroleta con preocupación.

"¡Oh no!" exclamó Tigrón. "Debemos ayudar a otros animales a escapar. ¡Vamos!"

Los dos amigos corrieron por la selva advirtiendo a todos los animales. Pero pronto se dieron cuenta de que el fuego se había esparcido rápidamente.

"Tigrón, no voy a poder volar muy lejos con ese humo. ¡Necesito tu ayuda!"

"No te preocupes, Loroleta. Te llevaré en mi espalda. ¡Agárrate fuerte!"

Tigrón llevó a Loroleta en su espalda y corrieron en dirección al río. Pero el camino era complicado. Al llegar a un claro, se dieron cuenta de que un grupo de ciervos estaba atrapado, rodeados por las llamas.

"¡Ayuda! ¡Estamos atrapados!" gritaron los ciervos.

"¡No se preocupen! ¡Nosotros los sacaremos de aquí!" dijo Tigrón. Loroleta, que era rápida y astuta, tuvo una idea.

"Tigrón, ¿y si yo le digo a los ciervos que sigan mi voz? Desde aquí podré guiarlos hacia el río. Vos cubrís su camino de atrás y los alejas del fuego."

"¡Buena idea, Loroleta! ¡Vamos!"

Mientras Loroleta volaba alto, llamó a los ciervos:

"¡Sigan mi voz! ¡Vamos hacia el agua!"

Tigrón, cultivando su valentía, empujó a los ciervos hacia adelante y apartó las ramas ardientes con su enorme cuerpo.

Después de un arduo trabajo, lograron llevar a los ciervos hasta el río.

"Gracias, amigos. Nos han salvado" dijeron los ciervos, aliviados.

"¡Ahora debemos salir nosotros!" recordó Tigrón.

"Eso significa que tenemos que cruzar el río. Pero el fuego nos tiene que dejar pasar primero" dijo Loroleta.

Fue entonces cuando se dieron cuenta de algo terrible: el fuego estaba avanzando hacia ellos.

"Tigrón, ¡tenemos que pensar rápido!"

"Si logramos hacer un gran ruido, quizás los otros animales en el bosque puedan venir a ayudarnos," sugirió Tigrón.

- “¡Genial! Empezaré a gritar y tú haz ruido con tus patas golpeando el suelo! ” dijo Loroleta.

Y así lo hicieron. Gritaron juntos, llamando a todos los animales. Poco a poco, otros animales comenzaron a llegar. La tortuga, los monos y los pájaros se unieron para ayudarles. Juntos, hicieron un gran estruendo.

"¡Por aquí! ¡Por aquí!" resonaba la voz de Loroleta entre todos los gritos.

"¡Vamos! ¡Ayúdennos a apagar el fuego!" agregó Tigrón.

Los animales decidieron formar una cadena. Los pájaros fueron al río y llenaron sus picos con agua, luego la lanzaron al fuego. Los que no podían volar hicieron lo mismo, corriendo hacia el agua y trayendo más. Juntos, lanzaron tantas gotas de agua que, al poco tiempo, lograron sofocar las llamas.

"¡Lo logramos!" gritó Loroleta.

Finalmente, el fuego fue apagado. Exhaustos pero felices, todos los animales se abrazaron.

"Sin tu bravura y la inteligencia de Loroleta, no hubiéramos podido hacerlo" dijo uno de los ciervos.

"La verdadera amistad nos ha salvado. Siempre estaré aquí para ayudarte, Loroleta" dijo Tigrón.

"Y yo para vos, Tigrón. ¡Siempre juntos, como buenos amigos!"

Desde aquel día, la amistad entre el tigre y el loro fue legendaria en el bosque. Ya no solo eran amigos de dos, sino que ahora eran amigos de todo el bosque. Aprendieron que juntos podían superar cualquier obstáculo y que la verdadera amistad se construye en los momentos difíciles. Y así, las historias de su valentía y su amistad se contaron de generación en generación, inspirando a otros en el bello bosque.

FIN.

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