Amigos del Bosque Encantado
Había una vez un hermoso bosque llamado Bosque Encantado, donde vivían muchos animales. Entre ellos estaban Lucas el conejo, Martina la ardilla, Simón el zorro y Lola la nutria.
Estos cuatro amigos siempre se reunían para pasar tiempo juntos y disfrutar de emocionantes aventuras. Un día soleado, decidieron hacer un paseo por el bosque para explorar nuevos lugares. Caminaron entre los árboles altos y frondosos, saltando sobre las ramas y riendo alegremente.
De repente, llegaron a un río cristalino que atravesaba el bosque. "¡Oh! ¡Qué maravilloso lugar!", exclamó Martina emocionada al ver el agua brillante. Sin pensarlo dos veces, Lucas decidió lanzarse al agua para nadar un poco.
Pero cuando estaba a punto de sumergirse en el río, Simón lo detuvo diciendo: "Espera Lucas, no es seguro nadar aquí sin antes comprobar si hay peligros ocultos". Lucas se sintió molesto por la intervención de Simón: "No necesito tu ayuda", dijo enfadado.
Martina intentó calmar los ánimos: "Chicos, no peleen. Vamos a trabajar juntos para asegurarnos de que sea seguro nadar". Entonces los cuatro amigos buscaron palos largos y comenzaron a tocar suavemente el agua mientras avanzaban hacia adelante.
De repente, uno de los palos tocó algo duro debajo del agua. "¡Cuidado! Hay rocas afiladas allí", gritó Lola asustada. Gracias a la precaución de Simón, evitaron un accidente. Lucas se sintió avergonzado y se disculpó: "Perdón por no escuchar tus consejos, Simón.
Aprecio tu preocupación por mi seguridad". Simón sonrió y respondió: "No hay problema, Lucas. Todos cometemos errores, lo importante es aprender de ellos".
Después de superar el susto en el río, continuaron su paseo por tierra firme hasta que llegaron a una pradera llena de flores coloridas. "¡Qué bonitas!", exclamó Lola mientras olía una rosa roja. Martina agregó: "Sí, son hermosas como ustedes mis amigos".
Lucas se emocionó y dijo: "¡Eso es tan dulce! Nos valoramos mutuamente y eso nos hace más fuertes como grupo". Mientras seguían caminando por la pradera, encontraron un árbol lleno de frutas jugosas. Todos empezaron a comer con gusto hasta que solo quedaba una manzana.
"Me encantaría tener esa última manzana", suspiró Simón. Lola rápidamente intervino diciendo: "Simón, eres mi amigo y me importa tu felicidad. Toma la manzana". Simón sonrió agradecido y contestó: "Gracias Lola, me alegra tener amigos tan generosos como tú".
El día llegaba a su fin y los cuatro amigos regresaban al Bosque Encantado después de un día lleno de aventuras. Se despidieron con palabras bonitas para recordarse cuánto se apreciaban mutuamente. "Gracias por este increíble día", dijo Martina abrazando a sus amigos.
Lucas agregó: "Siempre es mejor estar juntos.
¡Hasta la próxima aventura!"Y así, los animales del Bosque Encantado aprendieron que trabajar en equipo, escucharse mutuamente, disculparse y valorar la compañía de los demás, hacía su amistad más fuerte y su vida mucho más feliz. Desde entonces, siempre se trataron con palabras bonitas y encontraron el verdadero significado de la amistad.
FIN.