Amigos del Mar


Había una vez en la ciudad costera de Mar del Plata, una conejita blanca con manchas grises llamada Pelusa.

Pelusa vivía en una madriguera cerca de la playa, donde podía sentir la brisa marina y jugar en la arena todos los días. Pelusa era muy curiosa y le encantaba explorar cada rincón de su hogar. Un día, mientras jugaba cerca de las rocas, encontró un niño llamado Martín dibujando con tizas de colores en el suelo.

"¡Hola! Soy Pelusa, ¿qué estás haciendo?" -preguntó la conejita emocionada. Martín levantó la mirada sorprendido al escuchar a Pelusa hablar. Le explicó que le gustaba mucho dibujar paisajes marinos porque le recordaban lo hermoso que era vivir cerca del mar.

"¡Qué talento tienes, Martín! Yo también adoro este lugar. ¿Te gustaría que te ayude a dibujar?" -propuso Pelusa con entusiasmo. Desde ese día, Pelusa y Martín se convirtieron en grandes amigos.

Juntos recorrían la ciudad explorando nuevos lugares para plasmar en los dibujos de Martín. La creatividad del niño y la agudeza visual de la conejita crearon obras increíbles que cautivaban a todos los que las veían.

Sin embargo, no todo era perfecto en el mundo de Pelusa y Martín. El papá de Martín, Juan, era un pescador amante del mar y siempre estaba dispuesto a enseñarle cosas nuevas a su hijo.

Por otro lado, la mamá de Martín, Laura, estaba constantemente preocupada por cualquier peligro que pudiera acechar a su pequeño. Un día soleado mientras caminaban por el puerto, Laura vio a Pelusa correteando detrás de Martín y sintió miedo por su seguridad al estar tan cerca del agua salada.

"Martín ¡cuidado con esa coneja! No sabemos si puede ser peligrosa o transmitir alguna enfermedad" -exclamó Laura angustiada. Juan intercedió calmadamente diciendo: "Tranquila cariño, parece inofensiva y además ha traído alegría al corazón de nuestro hijo".

A partir de ese momento Laura comenzó a observar cómo Pelusa cuidaba siempre de Martín durante sus travesuras e incluso lo animaba cuando se sentía triste o desanimado.

Un día nublado mientras caminaban por el muelle principal observaron algo inusual: un delfín varado entre las rocas debido a una tormenta reciente. Sin dudarlo un segundo Juan se acercó para ayudarlo mientras Laura temblaba preocupada por su esposo e hijo expuestos al peligro repentino.

Pelusa notando el miedo en los ojos azules brillantes de Laura decidió actuar rápidamente sin pensarlo dos veces. Con movimientos ágiles logró comunicarse con otros animales marinos cercanos quienes acudieron en ayuda del delfin atrapado entre las rocas.

El delfin pudo ser rescatado sanos y salvos gracias al trabajo conjunto entre humanos y animales guiados por el espíritu valiente e ingeniosode nuestra querida protagonistaAl ver esto Laura comprendió finalmente que no debía juzgar sin conocer realmente a alguien o algo nuevo; así como también aprendió sobre solidaridad ante situaciones difíciles.

La mamá abrazo fuertemente tanto asu hijo como como nuestra simpática amiga.

La familia regresó felizmente hacia casa disfrutando ya no solo dela belleza natural del lugar sino tambien dela compañia mutuaque habian construido juntosY así fue como Pelusa demostró que aunque fuera solo una coneja podía enseñarnos grandes lecciones sobre amistad, valentia, solidaridady comprensión.

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