Amigos en Acción


Había una vez un parque muy especial, donde los niños siempre se reunían para jugar y divertirse. En este parque había un grupo de amigos inseparables: Lucas, Sofía, Martín y Valentina.

Un día soleado, mientras jugaban en el arenero del parque, encontraron a un niño nuevo llamado Gabriel. Gabriel parecía triste y solitario, así que decidieron acercarse a él para hacerle compañía. "¡Hola! ¿Cómo te llamas?", preguntó Lucas con entusiasmo.

-Gabriel levantó la cabeza y respondió tímidamente: "Me llamo Gabriel". "¡Mucho gusto, Gabriel! Soy Sofía", dijo ella sonriendo. -Mientras tanto, Martín le tendió la mano a Gabriel y dijo: "Soy Martín. ¿Quieres jugar con nosotros?"-Gabriel miró sorprendido a sus nuevos amigos y asintió tímidamente.

A partir de ese momento, los cinco niños se convirtieron en el mejor equipo del parque. Juntos construyeron castillos de arena, treparon por los juegos y se balancearon en los columpios.

Cada día era una nueva aventura llena de risas y diversión. Pero un día algo inesperado sucedió. Mientras jugaban al escondite en el bosquecito del parque, Valentina se torció el tobillo al tropezar con una raíz saliente. Ella cayó al suelo gritando de dolor.

Todos sus amigos corrieron hacia ella preocupados. "¡Valentina! ¿Estás bien?"- exclamó Sofía angustiada. "Me duele mucho", respondió Valentina entre lágrimas. "Creo que no puedo caminar". Los niños se miraron unos a otros sin saber qué hacer.

Fue entonces cuando Gabriel recordó algo que había aprendido en la escuela sobre empatía. "¡Esperen! Yo sé cómo ayudar a Valentina", dijo Gabriel con determinación. Gabriel se acercó a Valentina y le preguntó con suavidad si podía tocar su tobillo lastimado.

Valentina asintió, confiando en él. Gabriel colocó sus manos sobre el tobillo de Valentina y cerró los ojos concentrándose. A medida que Gabriel aplicaba una especie de masaje en el tobillo de Valentina, ella comenzó a sentir un alivio inmediato.

El dolor disminuía poco a poco hasta desaparecer por completo. "¡Wow, Gabriel! ¡Eres increíble!"- exclamaron todos los amigos sorprendidos.

-Gabriel sonrió modestamente y les explicó: "En la escuela nos enseñaron que podemos usar nuestras manos para transmitir energía positiva y ayudar a sanar". -Valentina se levantó emocionada y abrazó cariñosamente a Gabriel. "¡Gracias por ayudarme! Eres un verdadero amigo". Desde ese día, el grupo de amigos descubrió lo maravilloso que era practicar la empatía entre ellos.

Aprendieron a escuchar, apoyarse mutuamente y cuidarse como si fueran hermanos. El parque se convirtió en un lugar donde todos los niños del barrio encontraban amor, amistad y diversión.

Lucas, Sofía, Martín, Valentina y Gabriel demostraron al mundo entero que la empatía puede cambiar vidas y hacer del mundo un lugar mejor. Y así, con su increíble amistad y empatía, los cinco amigos continuaron viviendo aventuras juntos en el parque, creando recuerdos inolvidables que durarían para siempre.

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