Amigos en Apuros



Había una vez en el país de las narices rojas, un grupo de amigos muy especiales: Panchito, Martina, Luli, Nico y Sofi. Ellos vivían en un hermoso jardín donde jugaban y se divertían todo el día.

Un día, mientras jugaban a las escondidas, Panchito empezó a sentirse muy cansado y con fiebre. Todos se preocuparon mucho por su amigo y decidieron llevarlo a ver al doctor Conejito, que era un experto en enfermedades infantiles.

Al llegar al consultorio del doctor Conejito, Panchito le contó que tenía la gripe. El doctor lo revisó con mucho cuidado y le recetó reposo, tomar mucha agua y comer frutas para recuperarse pronto.

Los amigos de Panchito decidieron quedarse a cuidarlo mientras se recuperaba. "No te preocupes, Panchito. Estaremos contigo hasta que te sientas mejor", dijo Martina con cariño. Pero justo cuando Panchito comenzaba a mejorar, Luli apareció con manchitas rojas por todo el cuerpo.

La llevamos rápidamente al consultorio del doctor Conejito, quien diagnosticó que tenía varicela. Le recetó pomada para la picazón y le pidió que no se rascara para no dejar marcas en su piel.

"Tranquila Luli, estaremos aquí para entretenerte mientras te mejoras", dijo Nico tratando de animarla. Mientras tanto, Sofi comenzó a sentirse muy débil y con escalofríos. Al consultar nuevamente al doctor Conejito, confirmaron que Sofi había contraído sarampión. El médico le recetó medicamentos y reposo absoluto para recuperarse pronto.

"No te preocupes Sofi, juntas pasaremos estos días difíciles", dijo Martina dándole ánimos a su amiga. Justo cuando pensaban que las cosas no podían empeorar más, Nico empezó a estornudar sin parar y con dolor de garganta.

Lo llevaron corriendo al consultorio del doctor Conejito quien diagnosticó que tenía un resfriado fuerte. Le recetó té caliente con miel y abrigo para entrar en calor.

"Tranquilo Nico, aquí estamos todos para ayudarte a sentirte mejor", dijo Panchito tratando de reconfortarlo. Y como si fuera poco, Martina comenzó a llorar desconsoladamente porque le dolía mucho una oreja. Al ir nuevamente al consultorio del doctor Conejito descubrieron que Martina tenía otitis.

Le recetaron gotitas para los oídos y reposo total hasta sanar por completo. "Martina querida, pronto estarás saltando de alegría otra vez", expresaron sus amigos llenos de esperanza. Los días fueron pasando lentamente pero gracias al amor y compañerismo entre ellos lograron superar juntos todas las enfermedades infantiles.

Se cuidaron mutuamente siguiendo al pie de la letra los consejos del doctor Conejito hasta que finalmente todos estuvieron completamente recuperados. Desde ese momento entendieron lo importante que es cuidarse entre amigos ante cualquier enfermedad infantil que pudiera afectarlos.

Y así siguieron disfrutando cada día en su hermoso jardín lleno de juegos e historias compartidas.

FIN.

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