Amigos en armonía



Había una vez en una hermosa casa de campo, dos perritas llamadas Nordes y Ondiña. Nordes era una perrita muy traviesa, siempre estaba buscando nuevas travesuras para hacer.

Le encantaba morder los cordones de los zapatos de su dueña y jugar a esconderlos por toda la casa. Aunque era un poco revoltosa, también tenía un corazón muy bueno y cariñoso. Por otro lado, Ondiña era una perra mayor y más tranquila.

Le gustaba disfrutar del sol en el jardín y descansar bajo la sombra de los árboles. Pero cada vez que veía a Nordes jugando con sus cordones, no podía evitar sentirse molesta.

Un día, mientras Nordes correteaba por el jardín persiguiendo mariposas, se dio cuenta de que Ondiña parecía estar triste. Se acercó a ella y le preguntó:"Ondiña, ¿qué te pasa? Pareces preocupada. "Ondiña suspiró y respondió: "Nordes, me encantaría poder jugar contigo como antes, pero ya no tengo tanta energía como antes.

Me canso rápidamente. "Nordes bajó la cabeza sintiendo pena por su amiga. No quería que Ondiña se sintiera excluida o triste. "Lo siento mucho, Ondiña. No me había dado cuenta de cómo te sentías.

"En ese momento se le ocurrió una idea brillante a Nordes para ayudar a su amiga: decidió enseñarle algunos juegos tranquilos que pudieran disfrutar juntas sin agotarse demasiado.

Así fue como Nordes comenzó a enseñarle a Ondiña juegos de buscar tesoros escondidos en el jardín. Nordes escondía pequeños premios para Ondiña y ella debía encontrarlos siguiendo su olfato.

A pesar de que no era tan rápida como antes, Ondiña se divertía mucho buscando los tesoros y Nordes estaba feliz de poder compartir momentos especiales con su amiga. Poco a poco, Nordes también aprendió a controlar su travesura de morder los cordones de los zapatos.

Su dueña le enseñó que eso podía ser peligroso y dañino, así que decidió dejar esa costumbre atrás. Con el tiempo, Nordes y Ondiña se convirtieron en las mejores amigas. Juntas descubrieron la importancia de adaptarse a las necesidades del otro y aprender a disfrutar de diferentes tipos de diversión.

Y así, en esa hermosa casa de campo, dos perritas demostraron que la amistad verdadera se basa en el respeto mutuo y la disposición para adaptarse uno al otro.

Y aunque cada una tenía sus propias peculiaridades, encontraron la manera perfecta para compartir momentos inolvidables juntas. El fin

FIN.

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