amigos en el bosque
Había una vez un Gigante Dragón llamado Dante, que vivía en lo alto de una montaña. Era tan grande y poderoso que todos los demás animales del bosque le temían.
Pero a pesar de su apariencia intimidante, Dante tenía un corazón muy amable y siempre deseaba hacer amigos. Un día, mientras volaba por el cielo azul, Dante vio a Ada, una pequeña ardillita perdida en medio del bosque.
Ada parecía asustada y triste, así que el gigante dragón decidió acercarse para ayudarla. "¡Hola! ¿Necesitas ayuda?", preguntó Dante con voz suave. Ada se sorprendió al ver al enorme dragón hablándole con tanta amabilidad. Temerosa pero curiosa, respondió:"Sí...
estoy perdida y no sé cómo regresar a mi hogar". Dante sonrió bondadosamente y le ofreció llevarla sobre su lomo hasta su madriguera en el árbol más alto del bosque. Desde ese momento, Ada se convirtió en la mejor amiga de Dante.
Juntos exploraron cada rincón del bosque: saltaron entre las ramas de los árboles, nadaron en el río cristalino e incluso encontraron un tesoro escondido bajo tierra. La valentía y generosidad de Dante inspiraban a Ada día tras día.
Sin embargo, no todo era paz en el bosque. Un malvado cazador llamado Roberto había llegado al lugar para cazar animales exóticos y venderlos como trofeos. Su objetivo principal era atrapar al gigante dragón para exhibirlo ante todos como si fuera un monstruo.
Un día, mientras Dante y Ada jugaban cerca del río, escucharon disparos a lo lejos. Rápidamente se dieron cuenta de que Roberto estaba acechando en el bosque. "¡Debemos proteger a los demás animales!", exclamó Ada preocupada.
Dante asintió y juntos idearon un plan para enfrentar al cazador. Utilizando la inteligencia de Ada y la fuerza de Dante, lograron distraerlo y hacerle creer que el gigante dragón era solo una ilusión.
Asustado, Roberto huyó del bosque sin poder atrapar a ninguno de sus habitantes. Los animales del bosque celebraron su valentía y coraje.
Desde ese día, Dante se convirtió en el protector del bosque y todos los demás animales sabían que podían contar con él siempre que lo necesitaran. La amistad entre Dante y Ada se fortaleció aún más después de aquel incidente. Juntos aprendieron importantes lecciones sobre la importancia de ser valientes, generosos y proteger a quienes no pueden defenderse por sí mismos.
Y así, Gigante Dragón Dante y pequeña ardillita Ada vivieron felices en el bosque para siempre, llevando consigo la enseñanza de que no importa cuán grandes o pequeños seamos; todos podemos hacer una diferencia cuando nos unimos para luchar por lo correcto.
FIN.