Amigos en el Bosque


Luis vivía en una pequeña aldea rodeada de montañas. Era un niño muy curioso y aventurero, siempre buscando nuevas cosas que hacer en su tiempo libre.

Alfredo, por otro lado, vivía en la ciudad, rodeado de edificios altos y ruidosos. Un día soleado, Luis decidió explorar las montañas cercanas a su casa. Mientras caminaba por el bosque, escuchó un ruido extraño.

Se acercó sigilosamente y encontró a alguien sentado en una roca con la cabeza entre las manos. - Hola ¿estás bien? - preguntó Luis. Alfredo se sorprendió al ver a alguien igual que él allí parado frente a él. - Sí - respondió tímidamente - Solo estaba pensando.

Luis no podía creer lo que veían sus ojos: había encontrado a alguien exactamente igual que él. Los dos empezaron a hablar y descubrieron que compartían muchos intereses similares aunque venían de lugares muy diferentes.

Decidieron pasar el día juntos explorando el bosque y contándose historias sobre sus vidas. Descubrieron que ambos amaban la naturaleza y disfrutaban del aire fresco del campo. También aprendieron mucho uno del otro: Luis le enseñó a Alfredo cómo pescar mientras Alfredo le enseñó cómo jugar fútbol.

Mientras caminaban hacia casa juntos esa noche, se dieron cuenta de cuántas cosas tenían en común aunque vinieran de mundos tan diferentes. Decidieron mantenerse en contacto e intercambiar cartas para seguir aprendiendo más sobre sus respectivas culturas y formas de vida.

Así fue como Luis y Alfredo descubrieron que a pesar de las diferencias culturales y geográficas, siempre hay cosas que nos unen como seres humanos.

Y aunque no seamos iguales en muchos aspectos, la amistad y el respeto pueden superar todas las barreras. Desde ese día, Luis y Alfredo continuaron siendo amigos a pesar de la distancia entre ellos.

Siempre recordaban ese día soleado en el bosque cuando se encontraron por primera vez y cómo su amistad había cambiado sus vidas para siempre.

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