Amigos en el Camino



Había una vez un niño llamado Carlos que estaba muy emocionado por comenzar el colegio. Era su primer día y llevaba puesto su uniforme nuevo con mucho orgullo.

Sin embargo, Carlos tenía un pequeño problema: le costaba mucho hacer amigos. Cuando llegó al colegio, se dio cuenta de que todos los demás niños ya se conocían y formaban grupos de amigos. Carlos se sentía un poco perdido y triste, pero decidió no rendirse.

Se acercó a un grupo de niños que estaban jugando en el patio. "Hola, ¿puedo jugar con ustedes?"- preguntó tímidamente. Los niños lo miraron sorprendidos y uno de ellos respondió:"No, tú no puedes jugar con nosotros. No te conocemos".

Carlos sintió como si alguien le hubiera dado un golpe en el estómago. Pero sabía que debía seguir intentándolo. Caminó más allá y vio a una niña solitaria dibujando en la esquina del patio.

Carlos se acercó a ella con una sonrisa amigable en su rostro. "¡Hola! Soy Carlos ¿y tú?"La niña levantó la vista y lo miró con curiosidad. "Hola, soy Sofía"- respondió ella tímidamente. Carlos notó que Sofía también parecía tener problemas para hacer amigos.

Así que decidió proponerle algo:"¿Quieres ser mi amiga? Podemos jugar juntos durante el recreo". Sofía sonrió por primera vez ese día y aceptó encantada la invitación de Carlos.

A partir de ese momento, Carlos y Sofía se volvieron inseparables en el colegio. Juntos construían castillos de arena, jugaban al escondite y compartían sus meriendas. Pero Carlos no se conformaba solo con tener a Sofía como amiga, también quería conocer a otros niños.

Un día, mientras jugaban en el patio, Carlos vio a un grupo de niños practicando fútbol. Se acercó con valentía y preguntó si podía jugar con ellos. "¡Claro! ¡Necesitamos más jugadores!"- respondió uno de los niños.

Carlos se unió al juego y demostró su habilidad para el fútbol. Los otros niños quedaron impresionados y comenzaron a animarlo. A partir de ese día, Carlos se convirtió en parte del equipo de fútbol del colegio y ganó la admiración de todos.

Poco a poco, Carlos fue haciendo nuevos amigos en el colegio. Descubrió que tenía talento para la música e hizo amigos en el coro escolar. También mostró interés por las ciencias y encontró compañeros en el club de experimentos.

Carlos aprendió que hacer amigos no era tan difícil como parecía al principio. Solo necesitaba ser valiente, amable y estar dispuesto a probar cosas nuevas.

Además, descubrió que cada persona era única y especial, y que siempre había alguien dispuesto a ser su amigo si él lo intentaba. Desde aquel día en adelante, Carlos nunca volvió a sentirse solo ni triste en el colegio. Tenía muchos amigos con quienes compartir aventuras emocionantes y aprender juntos.

Y así termina esta historia sobre cómo Carlos superó su miedo inicial y aprendió una lección muy importante: nunca hay que rendirse ante los obstáculos porque siempre habrá alguien especial esperando para ser nuestro amigo.

FIN.

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