Amigos en el Colegio Padre Manyanet


En el Colegio Padre Manyanet, un grupo de 27 niños y niñas de 8 años se preparaban para empezar un nuevo curso escolar.

Estaban nerviosos pero emocionados por todo lo que les esperaba: nuevas amistades, aprendizajes y aventuras por vivir. El primer día de clases llegó y los niños entraron a su salón con mochilas nuevas, agendas relucientes y carpetas organizadas.

La maestra, la señorita Laura, les dio la bienvenida con una sonrisa cálida y les dijo:- ¡Bienvenidos al Colegio Padre Manyanet! Soy la señorita Laura y seré su maestra este año. Estoy emocionada de acompañarlos en este viaje de aprendizaje juntos.

Los niños se miraron entre sí, algunos con caras de emoción y otros un poco asustados. Pero todos estaban listos para comenzar. Durante las primeras semanas, los niños se fueron adaptando a la rutina escolar. Aprendieron matemáticas, ciencias, lengua y geografía.

Realizaron experimentos en el laboratorio, jugaron en el patio durante el recreo y compartieron almuerzos en el comedor. Pero no todo fue fácil. Algunos niños tuvieron dificultades para concentrarse o seguir instrucciones.

Fue entonces cuando surgió un problema inesperado: Martín, uno de los alumnos más inquietos del salón, no paraba quieto en clase y distraía a sus compañeros. La señorita Laura decidió hablar con Martín después de clases para entender qué le pasaba.

Él le contó que estaba nervioso por estar en un lugar nuevo y le costaba prestar atención porque quería explorarlo todo. - Martín, entiendo que te sientas nervioso. Pero recuerda que es normal sentirse así cuando enfrentamos algo nuevo.

¿Qué te parece si hacemos juntos un plan para ayudarte a concentrarte en clase? Martín asintió con timidez y juntos crearon estrategias como sentarlo al frente del salón, darle tareas especiales para mantenerlo ocupado o permitirle salir al patio durante los descansos para liberar energía.

Con el tiempo, Martín logró controlar su impulsividad y empezó a disfrutar más de las clases. Los demás niños también aprendieron a apoyarlo y comprenderlo mejor. Al final del año escolar, los 27 niños celebraron juntos sus logros en una fiesta llena de risas y juegos.

Recordaron cómo habían superado desafíos juntos y cómo habían formado una verdadera comunidad en el Colegio Padre Manyanet. Y así terminó un ciclo lleno de aprendizajes e historias compartidas entre amigos que nunca olvidarían.

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