Amigos en el jardín



flor en un hermoso jardín. La mariposa se llamaba Aurora y siempre estaba buscando nuevas aventuras y descubrimientos. Al caer sobre la flor, Aurora se sacudió las alas y miró a su alrededor con asombro.

- ¡Qué lugar tan hermoso! -exclamó Aurora, maravillada por la diversidad de colores y aromas que la rodeaban. La flor donde había caído era una rosa roja muy coqueta llamada Rosalía.

Al principio, Rosalía se sorprendió al ver a la curiosa mariposa posada en sus pétalos, pero pronto entablaron una amistad. - ¡Hola! Soy Aurora, ¿y tú quién eres? -preguntó la mariposa con entusiasmo. - ¡Hola, Aurora! Yo soy Rosalía, encantada de conocerte -respondió la rosa con una sonrisa.

Aurora y Rosalía pasaron horas charlando y compartiendo sus experiencias.

La mariposa le contaba a la rosa sobre sus viajes por el jardín y más allá, mientras que Rosalía le hablaba de las diferentes flores que habitaban el jardín y de sus sueños por conocer nuevos lugares. Un día, mientras exploraban juntas el jardín, escucharon un suave murmullo proveniente del estanque. Se acercaron con cautela y descubrieron a Lolo, un pececito travieso que saltaba juguetón entre las hojas de loto.

- ¡Hola amigos! ¿Quieren jugar conmigo? -propuso Lolo emocionado. - ¡Claro que sí! -respondieron al unísono Aurora y Rosalía. Los tres amigos pasaron días inolvidables jugando en el estanque, explorando cada rincón del jardín y aprendiendo unos de otros.

Aurora enseñaba a volar a Lolo entre las flores, mientras que Rosalía les mostraba los secretos de cada planta del jardín. Pero un día llegó el otoño y las hojas empezaron a caer lentamente de los árboles.

Los amigos sabían que debían despedirse temporalmente hasta la próxima primavera. Se abrazaron con cariño prometiéndose volver a encontrarse cuando llegara el momento adecuado.

Aurora emprendió entonces un nuevo viaje hacia tierras lejanas mientras recordaba con alegría los momentos vividos junto a sus queridos amigos. Y así entendió que aunque las despedidas duelen, siempre hay algo nuevo por descubrir en cada etapa de nuestra vida.

Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: nunca pierdas tu espíritu juguetón ni tu curiosidad por aprender cosas nuevas como lo hizo nuestra valiente amiga Aurora.

FIN.

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