Amigos en el mar

El pez nadaba por el mar, saltando y jugando con otros peces. Era un día hermoso y brillante, y no había nada que pudiera arruinar su alegría. Pero entonces, vio a lo lejos un tiburón acercándose.

- ¡Oh no! -dijo el pez-. Un tiburón. Debo nadar más rápido para escapar. Pero en lugar de atacarlo, el tiburón se acercó sonriendo. - Hola amigo pez -dijo el tiburón-. ¿Quieres jugar conmigo? El pez estaba sorprendido.

Nunca antes había visto a un tiburón tan amistoso. - ¿Jugar? -preguntó el pez-. ¿Cómo? - Podemos jugar a perseguirnos por todo el océano -dijo el tiburón-. O podemos explorar las cuevas submarinas juntos.

Lo que quieras hacer. El pez pensó en ello durante un momento. Sabía que los tiburones eran famosos por comer peces como él, pero este parecía diferente. Tal vez podría confiar en él después de todo.

- Vale -dijo finalmente el pez-, vamos a jugar juntos. Y así comenzaron una gran aventura juntos, explorando todos los rincones del océano y descubriendo cosas nuevas cada día.

Sin embargo, un día mientras jugaban cerca de la costa, escucharon unas voces preocupadas de unos niños que estaban mirando al mar desde la playa:- ¡Un Tiburón! ¡Todos salgan del agua! El Tiburón sintió vergüenza al darse cuenta que muchos animales del mar lo evitaban porque tenían miedo de él.

El pez notó su tristeza y decidió hacer algo al respecto. - No te preocupes amigo, yo te ayudaré -dijo el pez-. Vamos a mostrarles que no todos los tiburones son malos.

Así fue como el pez y el tiburón empezaron a visitar diferentes lugares del mar, demostrando que ellos podían jugar juntos y ser amigos sin importar sus diferencias. Pronto otros animales del océano se unieron a ellos, creando una comunidad más amigable y diversa.

La historia del pez y el tiburón se convirtió en una leyenda entre las criaturas del mar, inspirándolos para aceptar a los demás tal como son.

Y aunque todavía había algunos tiburones peligrosos en el océano, la mayoría aprendió que la amistad es mucho mejor que cualquier comida.