Amigos en el parque


Era un hermoso día de sol en el vecindario de Malena. Ella estaba muy emocionada porque sus papás le habían prometido llevarla al parque después del almuerzo.

Malena se preparó rápidamente, se puso su gorra favorita y agarró su pelota roja. Corrió hacia la puerta gritando: "¡Vamos al parque!". Cuando llegaron al parque, Malena no podía contener su felicidad. Había tantas cosas divertidas para hacer: columpios, toboganes, y hasta un lindo estanque con patitos nadando.

Malena comenzó por subirse a los columpios y volar tan alto como un pájaro. Mientras disfrutaba de la brisa en su cara, vio a un niño solitario sentado en una banca con cara triste.

Curiosa por saber qué le pasaba, Malena decidió acercarse a él. "-Hola, ¿te puedo ayudar?", preguntó amablemente. El niño levantó la mirada y respondió con voz apagada: "-No tengo amigos aquí. Me mudé hace poco y aún no conozco a nadie.

"Malena sintió mucha empatía por él. No podía dejar que ese niño se sintiera solo en el parque.

Entonces tuvo una idea brillante: "-¿Quieres jugar conmigo? ¡Podemos ser amigos!"Los ojos del niño se iluminaron de alegría mientras aceptaba la invitación de Malena. Juntos corrieron hacia el tobogán más grande del parque y se deslizaron uno tras otro riendo sin parar. Después de jugar durante horas, Malena y su nuevo amigo decidieron descansar junto al estanque de los patitos.

Mientras observaban cómo nadaban, el niño le dijo a Malena: "-Gracias por hacerme sentir bienvenido aquí. No me sentía tan solo desde hace mucho tiempo. "Malena sonrió y respondió: "-Todos merecemos tener amigos y divertirnos juntos.

Siempre hay espacio para más amistades en el parque. "De repente, un patito se acercó nadando hacia ellos y parecía necesitar ayuda. El pobre patito tenía una bolsa de plástico atascada en su pata.

Sin pensarlo dos veces, Malena y su amigo se pusieron en acción. Con cuidado, lograron liberar al patito de la bolsa y lo vieron alejarse felizmente nadando con sus amigos.

Ese acto de bondad hizo que otros niños del parque se acercaran a Malena y a su amigo para preguntarles si podían jugar juntos también. Pronto formaron un grupo grande lleno de risas y diversión.

Al final del día, cuando el sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas, todos los niños despidieron a Malena con abrazos cálidos y promesas de volver al parque muy pronto. Mientras caminaba hacia casa con sus papás, Malena se sentía llena de alegría por haber hecho nuevos amigos y haber tenido una tarde tan maravillosa en el parque.

Desde ese día, cada vez que iba al parque recordaba la importancia de ser amable con los demás y siempre estar dispuesto a ayudar.

Porque nunca sabes cuántas nuevas amistades puedes hacer y cuántas sonrisas puedes compartir en un solo día.

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