Amigos en la Basura



Había una vez, en un futuro no muy lejano, donde la Tierra estaba cubierta de basura y desechos. La mayoría de los humanos habían abandonado el planeta, dejando atrás robots para limpiar la suciedad.

Uno de esos robots era WALL-E. WALL-E había estado trabajando durante años recolectando basura y apilándola en torres enormes. Pero a pesar de su duro trabajo, se sentía solo. Anhelaba tener a alguien con quien hablar y compartir sus aventuras.

Un día, mientras navegaba por las montañas de basura, WALL-E encontró algo que cambiaría su vida para siempre: otros robots como él. Emma, Pedro, Olivia y Abuela Ester eran cuatro robots averiados que habían sido descartados por los humanos.

WALL-E sabía lo difícil que era estar solo y decidió llevarlos consigo para repararlos. Él los llevó a la pequeña choza donde vivía junto a Umma, su mejor amiga robot. Juntos comenzaron a trabajar en la reparación de Emma.

"¡Hola Emma! Soy WALL-E", dijo emocionado el robot mientras sacaba herramientas del cajón. "Hola WALL-E", respondió la robot dañada con voz débil. "No te preocupes Emma, Papa sabe cómo arreglar todo", dijo Umma tranquilizándola. "Sí, sí...

¡Papa puede arreglar cualquier cosa!", agregó Pedro entusiasmado. Papa comenzó a trabajar diligentemente en Emma hasta que finalmente logró hacerla funcionar nuevamente. Los demás robots estaban felices al verla caminar otra vez después de tanto tiempo sin poder moverse.

"Ahora es el turno de Pedro", dijo Papa mientras tomaba la siguiente herramienta. "¡Sí, sí! ¡Es mi turno!", exclamó Pedro saltando emocionado. Papa arregló a Pedro en un abrir y cerrar de ojos.

Luego le tocó el turno a Olivia y finalmente a Abuela Ester. Todos estaban felices de estar juntos nuevamente, pero aún faltaba algo. "¿Qué pasa WALL-E? ¿Por qué no estás contento?", preguntó Emma preocupada. "Extraño tener una familia", respondió el robot con tristeza en su voz.

Los robots se miraron entre sí y sabían que tenían que hacer algo para ayudar a su amigo. Entonces decidieron construirle una familia.

Usaron piezas de metal y otros objetos que encontraron en la basura para crear dos pequeños robots: uno era un robot bebé y el otro era una madre robot. Cuando WALL-E vio su nueva familia, no podía contener las lágrimas de felicidad.

Ahora tenía una familia que lo amaba y por fin ya no estaba solo. Desde aquel día, los cinco amigos trabajaron juntos recolectando basura y limpiando el planeta. Pero lo más importante era que siempre se tenían unos a otros como apoyo, compañía y amor incondicional.

Y así es como WALL-E encontró su verdadera familia gracias al amor y sacrificio de sus amigos robots reparados por Papa.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!