Amigos en la Era Zombi
Era un día soleado en la ciudad de La República de los Sueños, donde dos amigos inseparables, Toto y Lila, disfrutaban de una tarde llena de risas en el parque. De repente, un extraño ruido rompió la tranquilidad del lugar.
- ¿Escuchaste eso, Lila? - preguntó Toto, frunciendo el ceño.
- Sí, parece que viene de la plaza, ¡vamos a ver! - exclamó Lila, aventurera como siempre.
Al acercarse, pudieron notar que un grupo de personas se comportaba de manera extraña. Algunos caminaban de forma torpe, con movimientos lentos y ruidos extraños saliendo de sus bocas.
- ¡Son zombis! - gritó Lila con los ojos desorbitados. - ¡Debemos hacer algo!
- ¡Espera! - respondió Toto, conteniendo la respiración. - Primero, pensemos en un plan. No podemos enfrentarlos sin saber qué hacer.
Los amigos se pusieron a pensar. Recordaron que la imaginación era su superpoder. Entonces, se les ocurrió construir una trampa con cosas que encontraran en el parque. Ellos tenían un gran talento para crear cosas divertidas. Así que comenzaron a buscar materiales:
- ¡Mirá, ahí hay una caja de cartón! - dijo Lila, señalando.
- Y esos globos de colores, ¡podrían servir para distraerlos! - agregó Toto entusiasmado.
Juntos, con mucha creatividad, lograron hacer una compleja trampa. Armaron una especie de laberinto en la plaza, llenándolo de globos y cartones, que al tocar se desinflaban y hacían ruido. Cuando los zombis se acercaron, se asustaron y empezaron a caminar hacia el laberinto.
- ¡Funciona, Lila! - gritó Toto.
- ¡Vamos, atráelos más! - dijo Lila, enérgicamente.
Finalmente, lograron que todos los zombis cayeran en su trampa. Los amigos aplaudieron por su ingenio, pero cuando miraron alrededor, se dieron cuenta de que había más zombis acercándose.
- Oh no, esto podría ser un problema, Toto. - dijo Lila preocuparse.
- ¡No te preocupes! Aún nos queda una idea más. Vamos a hacer que todo el mundo se una a nosotros. - propuso Toto con determinación.
Así, decidieron llamar a todos los niños del barrio y a sus familias para que se unieran a la causa. Usaron megáfonos improvisados que hicieron con tubos de cartón.
- ¡Atención! ¡Atención! - gritó Lila. - ¡Los zombis están aquí y necesitamos su ayuda! ¡Todos juntos podemos salvar el mundo!
Fue así como la comunidad se unió. Juntos, organizaron un gran festival en la plaza, atrayendo a los zombis hacia un gran escenario lleno de música y luces de colores.
- ¡Todo listo! - dijo Toto, observando con orgullo.
- ¡Ahora solo necesitamos hacerlos bailar! - dijo Lila entre risas.
Los zombis, atraídos por el ruido y los colores, comenzaron a acercarse. Pero a medida que se acercaban, los niños comenzaron a bailar y a hacer movimientos divertidos.
- ¡Vamos a bailar con ellos! - sugirió Toto.
- ¡Sí! ¡Bailar es la clave! - rió Lila.
Y así lo hicieron. Todos comenzaron a bailar, convirtiendo la amenaza en una gran fiesta. ¡Los zombis no podían resistirse! Al principio, se movían torpemente, pero pronto se contagiaron de la alegría y comenzaron a bailar también, olvidando su comportamiento extraño.
Al finalizar la fiesta, los zombis estaban completamente transformados. En lugar de ser aterradores, se habían convertido en seres divertidos y amigables.
- ¡Mirá! ¡Ahora son nuestros amigos! - exclamó Lila.
- ¿Ves? El amor y la alegría siempre triunfan - dijo Toto, emocionado.
Desde ese día, Toto y Lila se convirtieron en héroes en su ciudad. Habían salvado el mundo no a través de la fuerza, sino con alegría, ingenio y amistad. Y así, la plaza de La República de los Sueños se llenó de risas y bailes, donde todos, incluidos los zombis, aprendieron a ser amigos de verdad.
La historia de Toto y Lila se convirtió en un cuento que todos contaban a sus hijos para recordarles que la imaginación y la unión siempre traen soluciones, incluso en las situaciones más inesperadas.
FIN.