Amigos en la granja
En un reino lejano, la princesa Sofía vivía en un hermoso palacio junto a su padre, el rey Fernando. Un día, decidieron visitar una granja cercana para ver cómo se llevaba a cabo el trabajo diario en el campo.
Al llegar a la granja, la princesa quedó maravillada con todos los animales y cultivos que veía.
Sin embargo, algo inesperado sucedió: un lobo hambriento apareció de entre los arbustos y empezó a acechar al corcel blanco que pertenecía a la princesa. - ¡Oh no! ¡El lobo está atacando a mi corcel! -exclamó la princesa Sofía con preocupación.
El príncipe Mateo, quien también había acompañado a su padre en esta visita, se acercó valientemente al lobo y logró ahuyentarlo antes de que pudiera hacerle daño al corcel. La princesa estaba muy impresionada por la valentía y destreza del príncipe Mateo. - ¡Gracias por salvar a mi corcel, príncipe Mateo! Eres realmente valiente -dijo la princesa Sofía con admiración.
El príncipe Mateo sonrió y respondió: "No hay de qué, princesa Sofía. Es mi deber proteger a quienes lo necesitan". A partir de ese momento, la princesa Sofía y el príncipe Mateo se hicieron amigos inseparables.
Juntos exploraron cada rincón de la granja, aprendiendo sobre el trabajo duro de los campesinos y disfrutando de la belleza de la naturaleza.
Con el paso de los días, el vínculo entre la princesa Sofía y el príncipe Mateo se fortaleció aún más. El rey Fernando observaba con alegría cómo su hija había encontrado en Mateo un compañero leal y valiente. Finalmente, llegó el momento de regresar al palacio.
La princesa Sofía sabía que siempre recordaría aquel día en la granja como una experiencia inolvidable que le enseñó sobre amistad, valentía y solidaridad.
Y así fue como en aquella granja, entre animales y cultivos, nació una amistad verdadera que perduraría para siempre en los corazones del principe Mateo y la princesa Sofia.
FIN.