Amigos en la Playa



Había una vez una familia argentina que decidió ir de vacaciones a México. Sebastian, Jesica, Benicio y la pequeña Sofia alquilaron una hermosa casa en la playa para pasar unos días juntos y disfrutar del sol y el mar.

Una mañana soleada, la familia decidió salir a explorar la playa. Llevaron sombrillas, juguetes de arena y mucha crema solar. Benicio estaba emocionado por construir castillos de arena con su hermana, mientras que los padres disfrutaban del paisaje.

- ¡Qué lindo día para estar en la playa! - exclamó Jesica mientras extendía la toalla en la arena. - Sí, es perfecto. ¡Vamos a divertirnos! - respondió Sebastian con entusiasmo.

Benicio y Sofia se pusieron a jugar cerca del agua, pero en un descuido, Benicio se alejó un poco para buscar más palas y cubos. Cuando regresó, no encontró a su familia por ningún lado. - ¡Mamá! ¡Papá! ¿Dónde están? - gritaba Benicio preocupado.

La playa era grande y había mucha gente paseando bajo el ardiente sol mexicano. Benicio comenzó a correr de un lado a otro buscando desesperadamente a su familia. Pero no lograba encontrarlos entre tanta gente.

- Tranquilo Beni, seguro que mamá y papá están por aquí cerca - intentaba tranquilizarlo Jesica cuando vio las lágrimas en los ojos de su hijo mayor. Sin embargo, pasaron unos minutos que parecieron horas y seguían sin encontrarse.

La desesperación comenzaba a apoderarse de todos ellos. De repente, un lugareño se acercó a ellos al ver su angustia e inmediatamente ofreció ayuda.

Les explicaron lo ocurrido y el amable hombre les sugirió revisar un puesto cercano donde habían visto a una pareja con una niña pequeña reunirse con un chico mayor hacía unos minutos.

Corrieron hacia el puesto indicado y allí estaban: Sebastian sosteniendo en brazos a Sofia mientras le daba agua fresca para beber; Jesica abrazando fuertemente a Benicio quien tenía lágrimas de alivio corriendo por sus mejillas. - ¡Gracias por ayudarnos! Estábamos tan preocupados... - dijo Jesica entre sollozos mientras abrazaba también al amable lugareño que les había guiado hasta allí.

- No hay problema, es importante mantenerse juntos en lugares desconocidos como este - respondió el hombre sonriente antes de despedirse amablemente de ellos. Desde ese día, la familia aprendió lo importante que es permanecer siempre cerca unos de otros en lugares nuevos o muy concurridos.

Agradecieron haber encontrado ayuda cuando más lo necesitaban y prometieron cuidarse mutuamente aún más durante sus aventuras futuras.

FIN.

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