Amigos en la Pradera


Jesús era un joven pastor que vivía en las afueras del pueblo. Todos los días, muy temprano por la mañana, se levantaba para ir a cuidar de sus ovejas.

Las amaba con todo su corazón y siempre las protegía de cualquier peligro. Un día, mientras Jesús pastoreaba a sus ovejas cerca del bosque, escuchó un ruido extraño. Se acercó al lugar de donde provenía el sonido y encontró a un pequeño zorrito atrapado entre unas ramas.

"¡Oh, pobrecito! ¿Cómo llegaste aquí?", preguntó Jesús mientras liberaba al zorrito de su encierro. El zorro lo miró con gratitud y comenzaron a jugar juntos.

Desde ese día, el zorro se convirtió en el mejor amigo de Jesús y lo acompañaba siempre en sus tareas diarias. Pero un día, cuando estaban pastoreando juntos, una manada de lobos apareció repentinamente. Jesús sabía que debían huir rápidamente para evitar ser atacados por los feroces animales.

"Zorro, corre tan rápido como puedas", dijo Jesús mientras intentaba mantener alejados a los lobos. Pero el pequeño zorro no podía correr tan rápido como las ovejas y los lobos lo alcanzaron rápidamente.

Jesús sintió mucha tristeza cuando vio que su amigo había sido herido por los lobos y estaba gravemente enfermo. "No te preocupes mi amigo - le dijo Jesús - yo te cuidaré hasta que sanes".

Durante varios días, Jesús cuidó del zorro enfermo con mucho amor y paciencia. Le daba de comer, le hacía compañía y lo protegía de cualquier peligro. Finalmente, el zorro sanó gracias a los cuidados de Jesús.

Y aunque nunca volvió a correr tan rápido como antes, siempre estuvo agradecido por la amistad y el cariño del joven pastor.

La historia de Jesús y su amigo el zorro enseña que la amistad verdadera es capaz de superar cualquier obstáculo y que cuidar a los demás es una forma de demostrar nuestro amor hacia ellos.

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